I.- Dejavu

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El pasillo parecía no terminar, se alargaba y se alargaba como si no tuviera un final. Mono corría desesperado, pero parecía ir en cámara lenta.

Tenía miedo, no podía acabar ahí, sin embargo, una luz brillaba al final del camino, un portal que brillaba con estética. Parecía estar llamándolos, como una llama de esperanza, si lograban llegar ahí, él y Six podían escapar

Una grieta en el suelo lo hizo tropezar, un grito de pánico se atoró en su garganta cuando vio que el puente por el que debían de pasar empezaba a romperse.

Sus piernas gritaban de dolor, pero con un último esfuerzo desesperado, Mono saltó sabiendo que no iba a llegar, pero una fría mano agarró la suya, y mirando arriba, se encontró con el rostro sombrío de Six. Por qué ella siempre lo atrapaba.

Pasaron unos segundos.

"Por qué no me levanta? Esto no es gracioso" pensó, estaba sonriendo hace apenas un segundo, pero ésta empezaba a desvanecerse.

- ¿Six?

Ella, por su parte, había estado a punto de levantarlo. Claro que lo haría, este niño ruidoso de la bolsa de papel era su mejor amigo. Pero entonces él la miró a los ojos.

"Esos ojos...no, ¿Las televisiones? ¿Cómo? ¿Por qué?"

Un escalofrío recorrió su espalda al recordar las torturas que pasó en la Torre. Y a ese escalofrío le siguió la ira.

- ¿Six? ¿T-todo bien? - volvió a preguntar el niño

-Thin Man-un susurro, pero esas dos palabras estaban llenas de odio.

- ¿Que?

- ¡Tú eres ese monstruo! - gritó la niña, su voz cortándose por la furia, y el sentimiento de traición.

Mono negó con la cabeza, mientras buscaba las palabras para defenderse. Pero en su mente, todas las piezas empezaban a encajar.

Las televisiones, esa conformidad que le daba la estática. Esos poderes, lo familiar que él era...

-Tienes los mismos ojos que... él...-susurró Six con furia. Mientras unas lágrimas empezaban a caer de su rostro para salpicar el rostro del niño

- ¡Pero ese no soy yo! ¡Puedo evitar serlo!

Un grito de frustración se quedó atascado en la garganta de Six.

- ¡No! ¡No puedes cambiar tu destino! ¡Te convertirás en él! ¿Y qué pasará conmigo entonces? ¿Cómo puedo confiar en ti? Yo...yo no puedo...

- ¡Six! ¡Por favor! - el niño suplicaba desesperado, ¿Qué otra cosa podía hacer? Estaba a su merced, ella, quien ahora lo odiaba.

- ¡No! ¡Cállate! -a ella le temblaba el labio inferior, si, este chico decía ser su mejor amigo, pero tenía tanto miedo. Miedo de todo ese poder...

Se hizo un silencio entre los dos, un limbo en el tiempo mientras ambos alargaban por segundos lo inevitable.

-lo siento...- susurró Six, y con ésta vacía disculpa. Soltó la mano de Mono.

El tacto de ella era frío, pero cuando dejo de sentir su mano, el niño descubrió lo que era el verdadero hielo.

- ¡SIX! ¡NO!

El grito del niño poco a poco se fue apagando mientras caía a las profundidades del oscuro vacío. Como si hubiera sido tragado por la torre misma.

Levantándose, Six se limpió las lágrimas de la cara, y ahogando sus sollozos, empezó a caminar hacia la pantalla que la sacaría de ese infierno.

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