Alas

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Hace muchos siglos, los Ángeles fuimos enviados a la tierra para velar por los seres humanos. Todos estábamos destinados a diferentes tareas  y teníamos reglas muy claras que respetar. 

Fuimos desplegados por todo el mundo con identidades solidas para pasar desapercibidos y al mismo tiempo lograr nuestros objetivos dentro de la sociedad. 

Mi nombre es Payxe, pero todos me conocen como Saraí. Era un ángel, uno de los mas hermosos especímenes que existen en el paraíso. En mi especie somos todos cabello negro profundo y piel muy blanca, mis ojos son igual al color del océano y mi boca roja como una fresa madura, pero eso no es lo que nos identifica, lo que nos hace especiales son nuestras alas, las mas grandes y extrañas que se conocen en mi mundo. Salen del centro de nuestra espalda y suben mas de 20 centímetros sobre nuestras cabezas, luego bajan hasta los pies vistiendo plumas inexplicablemente suaves. Cuando las abrimos, tenemos una apariencia sublime y su color es el mismo que tienen nuestros ojos, en mi caso van del negro hasta el azul del mar. 

Cuando pienso en mis alas no puedo evitar sentirme triste y extrañarlas. Extraño acariciarlas, abrazarme con ellas y volar sobre las nubes esponjosas de la primavera. 

 En este punto seguro estarás pensando porque no las tengo conmigo. La respuesta a eso es que ya no soy un ángel, soy un  Grigori. En mi estancia en la tierra rompí una de las reglas mas importantes. Me enamore perdidamente de un humano. 

Hace un poco mas de 5 años, uno de mis objetivos era enseñar a cuidar de los animales. Me asignaron una granja en la cual debía llegar como vecina de la familia Levin y comenzar a instruir para que mis conocimientos logren un progreso en la humanidad. La familia Levin era una de las mas influyentes del campo. Tenían muchísimos animales y estaban capacitados para avanzar en sus cuidados.

Vivian en la casa María y Pedro, junto a sus 5 hijos Juan, Mateo, Nicanor, Elena y Josefina. En mi caso solo estaba yo, Saraí. Una mujer de veinticuatro años, soltera, sin padres ni hijos. Una veterinaria que había logrado avances muy importantes en las diferentes teorías sobre cuidado animal.  

Pase mucho tiempo con la familia Levin, eran como mi segunda familia, aunque realmente yo no tenia una en mi mundo. 

A los dos años de misión, comencé a acercarme al mas grande de los hermanos Levin, Nicanor. Tenia 27 años, era alto, cabello castaño, ojos como la miel y con una sonrisa que iluminaria la tierra si eso fuera posible. Pero claro que no fue eso lo que me enamoro de el. Con el tiempo fuimos acercándonos sin darnos cuenta. Mientras yo le enseñaba a cuidar los animales, el me enseñaba a vivir, y eso era algo que jamás había experimentado en todas mis identidades pasadas. 

Juntos nos reíamos, bailábamos, cantábamos y disfrutábamos cada momento que nos regalaba la vida, y allí comenzó todo, cuando me di cuenta, ya era demasiado tarde. Estaba perdidamente enamorada de el. 

Recibí muchas advertencias de mis superiores. Amenazaron con quitarme todo lo que tenia, pero no había marcha atrás. 

Una noche estábamos los dos sentados observando una fogata que habíamos hecho cuando de pronto Nicanor clavo sus ojos en los míos y me confeso todos sus sentimientos.

- Saraí, quiero decirte que estoy enamorado profundamente de vos. Amo cada parte de tu ser y cada momento que pasamos juntos. Desde que estas a mi lado me convertí en un hombre nuevo. Aprendí a ver la vida con otros ojos, me enseñaste a vivir y lo que es el amor.  Te amo profundamente y cada segundo a tu lado ese amor se hace mas grande.

Esa noche no pude hacer otra cosa mas que huir. Volví a mi reino, quería saber las consecuencias de esto que me estaba sucediendo. 

Siempre existieron leyendas, de ángeles convertidos en demonios, ángeles desterrados del paraíso y condenados a una vida inmortal en la tierra. Sabia de algunos que habían creado maquinas de guerra e impulsaron las mismas, matando a miles de humanos en su afán de conseguir la gloria en la tierra. Otros habían incumplido reglas mas simples desafiando así a nuestro creador. Yo entraba en este grupo de ángeles, era uno de los que se había enamorado de un mortal. 

En el momento que llegue, me recibieron mis superiores ya al tanto de lo que sucedía. Pasaron días que estuve aislada de los demás, hasta que tomaron una decisión. 

Al quinto día de aislamiento, llego mi mensajero para escoltarme a la junta con los lideres. Ellos eran uno de cada especie y por sus caras estaban totalmente decepcionados de mi. En mi mejor momento fui de las mejores en el cumplimiento de los objetivos, pero hoy la visita era por algo totalmente opuesto. Hoy estaba en este lugar por romper las reglas y esperando un castigo.

Cuando los lideres comenzaron a hablar el mundo se me vino abajo.

- Payxe. Luego de varios días de discusiones hemos llegado a un acuerdo en conjunto. Por tu buen desempeño a lo largo de estos siglos decidimos otorgarte el poder de decisión sobre tu castigo. En este punto hay dos opciones que debes considerar. 

- La primera opción es la de abandonar tus tareas en la tierra. Ya no serás asignada a ningún tipo de tarea entre los humanos y deberás abandonar de inmediato esa vida.

- La segunda es el destierro. Con la prohibición de hablar con cualquier ser humano sobre este mundo. Llevaras contigo la inmortalidad y el titulo de Grigori por el resto de los días. 

- Tienes 1 día para pensar la decisión y una vez tomada no podrás volver atrás, sea cual sea.

Esa noche no pude hacer mas que sufrir, hable una y mil veces con mi espejo. Pensé en las ventajas y desventajas de cada una de esas opciones hasta que al fin logre decidirme. 

Hoy se cumplen 3 años desde aquel día, y no voy a negar que extraño el paraíso, pero jamás voy a arrepentirme de mi elección. 

Hoy voy a contarle a mi marido, Nicanor, una bonita historia de ángeles y arcángeles inmortales, de un ángel que eligió el amor en la tierra por encima de cualquier otra cosa. Con el tiempo notará de quien se trataba, con el tiempo se dará cuenta que mis 26 años no son normales a los 50. Con el tiempo sabrá que gracias a su amor descubrí lo que es la vida.

Me llevo noches enteras hacer el duelo, que algún día voy a perderlo, pero creo en la reencarnación y lo buscare en cada uno de los rincones de la tierra para volver a amarlo de la misma manera en que lo amo desde que entro en mi vida. 

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⏰ Última actualización: May 01, 2023 ⏰

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