Romina Potter, la melliza de Harry Potter, en teoría tendría que estar muerta pero, ¿y si no fuera así?
Esta historia estaba basada en el cuarto año, pero habrán capítulos de otros años.
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Hoy, 31 de julio, era mi cumpleaños, cumplía 11 años, eso significaba una cosa. ¡Ya puedo ingresar a Hogwarts!
Bajé corriendo las escaleras y mi padre ya estaba en la mesa desayunando, al verme llamo a Miranda, nuestra elfo domestica y ella enseguida me trajo el desayuno.
—Buenos días cielo.—me saludó mi padre dándome un beso en la frente.—Muchas felicidades.—dijo sonriendo mientras me entregaba un regalo.
—Buenos días papá y muchas gracias.—dije feliz.
Desenvolví el regalo y no me lo podía creer, era el libro que yo quería desde hace meses, Quidditch a través de los tiempos, mi padre, Severus Snape me acababa de hacer la persona más feliz del mundo. Me levanté rápidamente y empecé a darle besos mientras lo abrazaba y le decía lo mucho que lo quería.
—Señorita Romina, Miranda siente interrumpirlos pero acaba de llegar esto para usted.—dijo entregándome una carta.
Al verla inmediatamente chille y empecé a dar saltitos en el sitio y enseguida abrí la carta.
COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA Y HRCHIZERÍA
Director: Albus Dumbledore.
Querida señorita Potter: Tenemos el placer de informarla de que dispone de una plaza en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. Le adjuntamos la lista del equipo y los libros necesarios. Las clases comienzan el 1 de septiembre. Esperamos su búho antes del 31 de julio.
Muy cordialmente, Minerva McGonagall Directora adjunta.
—¡Que ilusión!—dije al acabar— Espero quedar en Slytherin como tu papá.—sonreí.
—Cielo, recuerda que no soy tu padre biológico,...—empezó a decir.
—Eso no tiene nada que ver, puedo quedar en Slytherin, además tú eres mi padre,...—esta vez me interrumpió él.
—Romina, ya hablamos de eso.—me dijo serio— Tienes más posibilidades de quedar en Gryffindor ya que tus padres Potter—puso una mueca de asco— y Lily estaban en aquella casa.
—Pero tu me criaste con valores de Slytherin, así que, ¡Slytherin hazme hueco que allí voy!—dije corriendo como si fuera una superhéroina hacia el jardín de mi casa.
「・・・」
—No te separes de mi.—dijo cogiéndome de la mano.
Era 25 de agosto y estábamos en un muy lleno Callejón Diagon, yo estaba ilusionada ya que en 5 días empezaba mi primer año en Hogwarts.
—Haz que te tomen las medidas para tu tunica mientras yo te compro una lechuza.—me dejo en Túnicas para todas las ocasiones de Madam Malkin.
Entré y vi a una chica rubia encima de una plataforma mientras una señora le tomaba medidas con magia, que enseguida se volteo para mirarme.
—¡Bienvenida,querida! Súbete allí que enseguida vengo.—me señaló la plataforma de al lado de la chica rubia.
—¡Hola!—dijo la rubia con una sonrisa una vez subí a la plataforma.
—Hola.—sonreí brevemente de vuelta.
—Soy Luna Lovegood.—me extendió la mano.
—Romina.—se la estreche.
Una vez había acabado le di las gracias y salí del local.
—¿Te gusta?—me pregunto mi padre enseñándome una lechuza mitad blanca mitad marrón.
—¡Si! Me encanta.—respondí—Hola Pascal.—salude al animal.
—¿Pascal?—preguntó burlón mi padre.
—No te burles. ¿Ya tenemos todo para Hogwarts?—pregunte observando toda la lista.
—Te olvidas de lo más importante.—me cogió de la mano mientras empezábamos a caminar.
—¡La varita!—exclame— ¿Como se te puede olvidar eso Romina?—me pregunte a mi misma.
Pasamos por delante de una tienda en donde habían un montón de niños reunidos mientras miraban la nueva Nimbus 2000, era bonita en realidad. Desde que tengo memoria siempre que íbamos por la calle nos miraba mal, la gente no entendía como es que Severus Snape tenía una hija sin haber tenido alguna novia antes, papá solo los ignoraba pero yo les sacaba la lengua, gracias a eso siempre me ganaba un regaño por parte de mi padre pero valía la pena, entramos a Olivanders, pero antes de eso me choqué con un chico que aparentaba mi edad.
—Lo siento.—dijo el azabache de ojos azules con gafas.
—No te preocupes.—le sonreí y seguí con mi camino, pero notaba a mi padre un poco nervioso— ¿Todo bien?—pregunté a lo que él asintió.
—Buenos días.—saludo mi padre a un hombre viejo que había allí.
—Buenos días profesor Snape.—le sonrió este— Vamos a ver a quien tenemos por aq..., ¡por las barbas de Merlín!—exclamó este viéndome— ¿Usted es Romina Potter?—preguntó eufórico, yo solo asentí— Un placer conocerla.—me estrechó la mano y yo se la acepté, que rara es la gente.
「・・・」
—¿Ya estamos?—pregunte aburrida.
—Ya hemos acabado, vamos a casa que tienes que descansar.—dicho eso, nos apareció en nuestra casa.
