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─ Falta poco para las doce. ─dijo Gunwook cuando estuvimos frente a él.─ No creo que lleguemos a tiempo para celebrarlo en casa, así que...¿por qué no divertirnos un rato?

Tras decir eso, nos mostró una botella de vino que estaba en una repisa del altar. Todos tuvimos reacciones muy distintas; Gyuvin comenzó a reír pero Yujin y yo los mirábamos serios.

─ Bromeas, ¿no es cierto?

─ Es obvio que no vamos a llegar a tu casa en solo unos minutos. Aprovechémos que estamos aquí y luego de las doce volvemos.

─ Hyung, creo que es mejor que salgamos de aquí. Hay algo que me no me gusta. ─dijo Yujin iluminando hacia la puerta.

─ ¿Por qué tienen tanto miedo? No va a ocurrir nada.

─ No lo entiendes. ─comenté mirándolo con la poca luz que teníamos.─ Tengo un mal presentimiento desde que salimos de casa.

─ No se preocupen, a lo mucho solo nos dará frío. ─con las palabras de Gyuvin no dije nada más.

No quería amargarme la noche con discusiones absurdas. De pronto, Gunwook abrió la botella de vino en sus manos, tomando un poco del contenido.

─ Solo faltan diez minutos. ─con sus ojos brillantes le extendió la botella a Gyuvin y este sonrió bebiendo un poco.─ A ninguno nos vendrá mal un trago.

Yujin no dijo palabra alguna y nos dio una mirada seria antes de caminar hacía una banca del lugar. Nadie se inmutó. Podía comprender como se sentía, yo también sentía una vibra extraña en esa iglesia.

─ Dale hyung, hay que empezar bien el año.

Suspiré y tomé la botella que me entregaba Gyuvin. El vino se mantenía frío debido a la temperatura del gran lugar, y debía admitir que el sabor me hizo sentir ligeramente mejor. Le entregué la botella a Gunwook y la cogió sentándose en una banca cercana.

─ ¿Cuánto falta? ─preguntó Gyuvin con cierta emoción.

Sacando su celular, Gunwook hizo un gesto con la mano, dando a entender que faltaban cinco minutos. Me giré para mirar a Yujin y noté que su mirada se veía asustada y triste. No pude más y me levanté para ir a su lado.

─ ¿A dónde vas? ─Gyuvin se dirigía hacia mí y yo solo señalé al menor sobre las bancas.

─ ¿No ves que está asustado? ─susurré con cierta molestia.

Sin responder a mi comentario, él se levantó y caminó hacia Yujin mientras le decía algunas cosas que no llegaba a oír del todo.

Pasaron unos minutos más hasta que Gyuvin volvió con el menor, tomando su mano. Aún asi noté que Yujin no se veía del todo bien, solo estaba algo tranquilo.

─ Bueno, ahora si falta poco. ¿Listos para contar? ─dijo Gunwook mirando su reloj en su muñeca, dirigiéndose hacia nosotros.─ Un momento...ya. Diez, nueve...

En ese momento me pareció oír algo. Un sonido entrecortado y ronco, pero apenas audible.

─ ¿Escucharon?

Gunwook alzó la mano mientras miraba su reloj iluminado por su celular.

─ ...cinco, cuatro, tres...

Sentí un escalofrío de repente, como si la temperatura hubiera bajado de la nada.

─ ...dos, uno, cero...¡Feliz....!

Pero no pude terminar de escuchar lo que dijo. En ese momento las campanas empezaron a sonar sobre nosotros. Resonaban con una fuerza casi hiriente, y hacían que toda la iglesia temblara.

Llevé mis manos a los oídos, pero en ese momento, una ráfaga de viento golpeó el salón con una fuerza violenta. Las velas se apagaron casi al instante y solo quedó la oscuridad, mientras las campanas sonaban de forma insoportable.

Me pareció escuchar a alguien gritar a mi lado, pero no lograba ver nada. Cuando sonaron las doce campanadas, todo quedó en silencio al fin.

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𝐌𝐈𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 ⊱⊰ 𝐙𝐁𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora