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⊱┄┄┄┄┄┄┄𝐤𝐢𝐦 𝐭𝐚𝐞𝐫𝐚𝐞┄┄┄┄┄┄┄⊰

Volvió mi miedo. Saqué mi celular y noté que faltaba un minuto para las tres de la madrugada. Lo peor de todo, aún no lograba salir.

Miré hacia abajo, directo a la profundidad de la noche, pero no podía saltar desde esa altura; no había nada a que sujetarme ni nada que amortiguara mi caída.

Apuntaba con la poca luz que tenía hacia la plaza, buscando a alguien que me ayude, fantaseando con que todo esto es una pesadilla; hasta que escuché ese sonido ronco y ahogado, y supe al fin que era.

Se escuchaba una respiración pesada, tal cual a la de un enfermo. Lo sentía tan cerca de mí. Apenas me había dado cuenta de todo esto, cuando las campanas empezaban a sonar.

La vi. No puedo decir si es una mujer, no puedo ni decir si es una humana. Se movía con dificultad. Era tan delgada que un simple movimiento me sorprendía.

Entre las sombras pude ver sus ojos rojos cual manzana mirándome fijamente. Simplemente horrendos. Tenía la piel seca, como si fuera a romperse, llena de heridas que desbordaban sangre.

Mientras se acercaba, murmuraba algo. Era un idioma no reconocible para mí. Soltaba gruñidos y hacia gestos que no podía descifrar. Me parecía muy aterrador. Sentía que cada palabra me apuñalaba.

Pero sobre todo, lo más espantoso eran las tres figuras tras ella. Tres figuras que conocía a la perfección. Tres figuras las cuales perdí en estas horas.

Los cuerpos de mis amigos apuntaban hacia mí, pero dolía más ver las condiciones en las que se encontraban.

Yujin tenía la piel pálida, no tenía color alguno. Su cabello estaba desordenado y sucio. Sin expresión, su rostro lleno de sangre. Levantó los brazos y noté que no tenía manos. Quise gritar pero no me salía la voz.

Gunwook sonreía, pero no tenía dientes. Su boca estaba llena de sangre y sus ojos parecían salirse de su cara. Su mirada era de psicópata, no lo reconocía en ese instante.

Gyuvin mantenía la cabeza baja, sus manos estaban atadas y su boca cubierta con una especie de cinta limitando todo sonido. Levantó la mirada y sentí mi cuerpo tambalear: no tenía ojos. Los huecos donde iban sus esferas marrones y brillantes estaban vacíos, derramando la sangre que empapaba su rostro.

Lágrimas mojaban mi cara. Mi cuerpo no podía mantenerse de pie. El temor se apoderó de mis piernas y caí. Sentía que mi respiración se aceleraba.

El olor era más intenso. Cerre mis ojos esperando lo peor. La lluvia caía con más intensidad, el viento soplaba más fuerte, y la luz se volvía casi nula.

Levanté la mirada y ahí estaba esa cosa a centímetros de mi rostro. Seguía susurrando palabras que no lograba entender.

El pecho me dolió y sentí un pinchazo directo en el corazón. Terminé en el piso de forma completa, pues el dolor era insoportable. Escuché un grito espantoso, seguro que no fue humano. Era una mezcla entre risa y súplica.

Ahí fue cuando vi el momento exacto en que esa cosa se hacía cada vez más aterradora. Cerré los ojos, no quería presenciar lo siguiente. Ese monstruo atacó a los que fueron mis amigos, cortando y rasguñando cada parte sus cuerpos.

No pude evitar mirar cuando el silencio inundó, pero desearía no haberlo hecho. En todo el campanario había sangre y partes de piel en el piso. Lloré, tenía miedo, mucho miedo.

Su mano me tocó, era áspera y fría. Mi cuerpo dejó de moverse y se detuvo mi respiración. Iba subiendo pero no podía apartarla.

Lentamente llegó a mi cuello y apretó. La voz no me salía y mis lágrimas caían; ningún movimiento pude hacer.

Apretó con más fuerza y yo no pude hacer nada. No pude proteger a mis amigos, no pude salvarlos. No pude ni siquiera escapar cuando tuve la oportunidad.

Simplemente quería celebrar año nuevo, más no pudimos. No pude...

Su fuerza era incontrolable, cada vez me sentía peor. Estuve despierto, manteniendo la estúpida ilusión de poder sobrevivir ante semejante monstruosidad, pero eso solo demostraba lo patético que me veía.

Sentía mi respiración acortarse, ya no tenía oxígeno. Su agarre fue más duro e intenso, como si soltara todo su rencor contra mi presencia. Mis movimientos cedieron, mi rostro empapado enfrió.

Lo último que vi fueron sus ojos rojos llenos de odio, los cuales me miraban al momento en el que todo se tornó oscuro junto al sonido de las campanas sobre mí.

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𝐌𝐈𝐃𝐍𝐈𝐆𝐇𝐓 ⊱⊰ 𝐙𝐁𝟏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora