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Quien diría que un gran narcotraficante como el, Amado Carrillo Fuentes mejor conocido como el Señor de los Cielos se podía enamorar y más de alguien que no pertenecía a su mundo.
Amado solía recurrir a una tienda en específico en el centro de la ciudad de Juárez ya que ahí encontraba su ropa y también así ponía de pretexto el poder verte y así fue, podía ir tres veces a la semana y siempre eras tú quien lo atendía pues según el tenías buen gusto y siempre le hacías buenas sugerencias acerca de la ropa que le podía quedar bien.
Tu perfectamente sabias quien era, un gran narco con un gran poder, tus amigas siempre te hacían burla cuando llegaba sabían perfectamente que él gustaba de ti y tú de él, pero era algo que querías ocultar. Cuando tenías tus días de descanso y él iba mejor se retiraba pues el hecho de solo verte lo hacía sentir bien, lo hacías salir un poco de sus problemas que tenía en la organización.
Hoy era uno de esos días en donde pudo tener una plática más íntima contigo.
— Y dime _____, ¿Qué haces después de trabajar?.— pregunto con cierta curiosidad mientras te veía buscar una camisa para él.
— Pues solamente voy a casa señor, no salgo mucho.
— No me digas señor, solo Amado.
— Esta bien.— sonreíste con cierto nerviosismo, una vez encontrada la camisa perfecta para él te acercaste y se la mostraste.— ¿Qué le parece?
— Es una chulada, me la llevo
— Esta bien, se la pondré en una bolsa.— le sonreíste y al darte vuelta para salir de aquella habitación privada que tenían exclusiva para el sentiste como este tomo tu mano con delicadeza para no asustarte.
— Mija, ¿Sabes porque siempre vengo aquí?
— ¿Por la ropa?.— respondiste dudosa y con algo de nerviosismo pues sentiste como te tomaba de la cintura y te acercaba poco a poco a el
— Aparte de la ropa vengo por ti, y hoy en la noche quiero invitarte a cenar
Aquella invitación por parte de Amado te sorprendió bastante jamás creíste que él se fijaría en ti o algo por el estilo, parecía que el ratón te había comido la lengua, pero es que no sabías que responder, tu mente hacia muchas preguntas, ¿Valdrá la pena salir con él?, ¿Estaré en peligro?, negaste mentalmente ante dichas preguntas << Una vez al año no hace daño >> pensaste rápidamente
— ¿Entonces que mija?, ¿Aceptas?.— aquella pregunta por parte de él te hizo salir de tus pensamientos
— S..si, si acepto
— Ahuevo, paso por ti a las 7:00 de la noche.— beso tu mejilla lo que te hizo sonrojar, sentiste como él te quitaba el gancho donde estaba colgada dicha prenda
— Pero no sabes de mi dirección.
— Claro que si se.— te guiño el ojo. - Te veo en la noche.— salió de la habitación para ir a pagar la camisa y dejarte dinero extra para tus gastos del día a día como siempre lo hacía y también para que te compraras algo lindo para la noche
Al saber que este se había ido saliste de dicha habitación con una cara de sorprendida así que rápidamente tus compañeras se acercaron para saber qué es lo que había pasado a lo tu dijiste "Me invito a salir" ellas soltaron chillidos de sorpresa y dándote ligeros empujones. Seguías sin creer que tenías una cita con Amado Carillo.
