Capitulo 2: Yota

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Después de aquellas emotivas preguntas y respuestas, las cosas volvieron a la normalidad, o casi.

Los invitados estaban llenos de dudas. Al principio, pensaron que ver un mundo alterno donde sus personalidades eran distintas sería divertido, pero en lugar de eso, se desató un conflicto y surgieron más preguntas que respuestas.

Una vez más, la sala se convirtió en un bullicio de voces, con los ninjas conversando animadamente entre ellos mientras esperaban que el siguiente video se reprodujera.

—Y dígame, Iruka-sensei, ¿está soltero? —preguntó Mizu, nuestra hermosa y legal anfitriona.

—A-aaaa... s-sí...? —respondió él, dudando.

—¡Pero qué bendición! ¿Se casa conmigo? ¡Sé lavar, planchar y cocinar! Y aunque mi sazón no es la mejor, puedo mejorar. Además, si quiere hijos, ¡también se los doy! Estoy en contra de embarazarme, pero no me importaría sentir un poco de dolor si es a tu lado, chikibeibi. ¡Tú serás mi adoración! —recitó, casi desbordando su entusiasmo, pareciendo una desquiciada. Iruka no pudo mantener la mirada fija en el rostro de Mizu y quiso alejarse lo más pronto posible. Pero para su mayor incomodidad, ella tomó sus manos entre las suyas, impidiendo cualquier intento de huida.

—Ah... yo... ¿n-no crees que eres muy joven para pensar en matrimonio? —cuestionó, dejando entrever las líneas de preocupación bajo sus ojos. Palabras tan directas provenientes de una niña eran algo bizarro para él; nunca se había imaginado en una situación tan extraña.

—¡Si se trata de usted, la edad no importa! Pero si le preocupa, tengo 19 años, así que, como la perra empoderada jamás atropellada que soy, ¡estoy dispuesta a entregarme a usted, Iruka-sensei... no, ¡Iruka-kun!, NO, ¡IRUKA-SAMA! —gritó, acercándose aún más.

—"¡¿Qué demonios le pasa a esta chica?! ¡Que alguien me ayude!" —ya sin saber qué hacer, Iruka comenzó a buscar con la mirada a alguien que lo socorriera, pero todos estaban tan absortos en digerir la información anterior que se sentía completamente solo. Al darse cuenta de esto, no le quedó más remedio que intentar calmar a la... cof cof, digo, a la señorita, para que lo dejara en paz. —Di-diosa-sama, y-yo me siento halagado de que una persona tan importante se haya fijado en mí, pe-pero ¡yo aún quiero estar soltero! —exclamó, dejando escapar un poco de su pánico.

—No soy una dio... —antes de terminar la palabra, Mizu parpadeó un par de veces, quedándose en silencio ante la "sonrojada" expresión de Iruka. Esa imagen la petrificó; como si sufriera un cortocircuito, casi se desmaya. Pero aguantando con firmeza, no perdió la conciencia. Soltó las manos de Iruka para cubrirse la nariz, evitando que la sangre cayera. —Es demasiado para mi pobre corazón...

—¡Diosa-sama! —llamó Konohamaru, cansado de esperar.

—¡Que no soy una diosa, carajo! —gritó, enfadada, girándose hacia el pequeño niño con cara de pocos amigos, dejando escapar un pequeño hilo de sangre de su nariz.

—Entonces, ¿qué eres?

—Soy una vigilante, niño. Una diosa rige en un mundo hecho por ella misma, cuida y castiga a sus creaciones según le parezca correcto. Un dios es la ley absoluta en su mundo. Yo, por el contrario, no hago milagros ni interfiero en las decisiones de los demás sin pedir permiso a mis superiores. No manejo los mundos a mi antojo. En pocas palabras, soy algo parecido a una cámara de vigilancia viviente —aclaró, ya hasta el tope de que la llamaran "diosa".

—Como sea —dijo encogiéndose de hombros y restándole importancia al asunto—, de todos modos, DIOSA, ¿podrías poner el siguiente video y después seguir coqueteando con Iruka-sensei?

Secuestrados [Road To Ninja Reacciona A Naruto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora