//𝑷𝒓𝒐́𝒍𝒐𝒈𝒐\\

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Una noche fria y tormentosa estaba Reich en la sala, agotado y acabado, fué a la cocina a prepararse algo simple, un sándwich con queso y algo de mantequilla. Estaba hambriento, pero muy cansado como para cocinar algo formal.

Se desplomó en su sillón, comiendo plácidamente el sándwich. Sacaba levemente sus garras para sostener mejor el sándwich y sus colmillos devoravan fácilmente el pan.

Empezó a escuchar unos sonidos en la puerta, como una especie de rasguños. Pensó que talvéz solo sería un animal buscando comida o huyendo de la lluvia. ¿Un mapache, quizás? No le iba a abrir la puerta a uno de esos carroñeros interesados.

Al terminar su cena fué a la cocina a llevar el plato, lo lavó para previamente salir de la cocina y dirijirse a su habitación. Pero se detúvo cuando escuchó un estruendo en una de las ventanas.

Cuando fué a inspeccionar el lugar notó que la ventana estaba abierta, y escuchó unas pequeñas pisadas aproximarse hacia él. Se puso un poco tenso, no sabria que podría ser.

Persivió el aroma de un puma, ¿acáso un puma habia entrado a su casa? Sacó sus garras y preparó sus colmillos. Su pelaje se erizó y sus pupilas se dilataron. Estaba listo para atacar, aún así se detuvo para observar mejor a su oponente.

Y cuando lo vió observó un... ¿Mapache?, ¿Zarigueya?, ¿Gato montés?, No, no vió ninguno de ellos. Entonces, ¿Qué vió?, Vió un pequeño cachorro de puma.

-¿Eh? ¿Que haces aquí pequeño? No te puedes quedar aquí, no tengo mucho tiempo para estar hablando con un cachorro de puma.

Lo más responsable era llevarlo afuera nuevamente, no tenía conocimiento maternal alguno, menos de un puma. El pequeño se acercó a Reich y empezó a mordisquear sus zapatos y se recostó en él.

-....No puedo dejarte aquí...

Reich sabía que no era buena idea, sin embargo alzó al cachorro y lo llevó adentro. Secó su pelaje y le dió algo de cereal, lo rechazó y Reich decidió sustituirlo por leche. Esta la bebió entera desesperadamente dejandole un bigote de leche.

-Despacio amiguito, no podré hacer nada si te ahogas. -Dijo con una voz algo ronca pero a la vez tierna.

El cachorro se acurrucó en el estómago del contrario y empezó a jugar con uno de los dedos de las patas delanteras del mayor. Cuando se canzó se estiró y acomodó, para así después quedar profundamente dormido.

ℂ𝕠𝕣𝕒𝕫𝕠𝕟 𝕀𝕟𝕕𝕠𝕞𝕒𝕓𝕝𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora