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Alemania seguía estando aburrido, así que Rusia le ofreció salir a fuera, al salir todo era muy hermoso, un atardecer anaranjado con pintas moradas y rojas; muy hermoso.

-Vaya, ¿Qué bonito atardecer, no?

-Si... hace mucho tiempo que no aparecian de estos colores por nuestro territorio.

-Y... ¿Como cazan ustedes?

-¿Nosotros?

-Sip.

-Ah, ehh... como cualquier carnivoro normal, supongo...

-Oye, ¿Qué tal si invitamos a nuestros padres a... echar una casería?

-Por qué no!

En la casa se encontraba la familia entera, Urss y Reich viendo la televisión, al llegar Rusia y Alemania les planteáron la idea, les pareció bien, ya que ninguno de los dos sabía cazar, les vendría bien.

-Mira y aprende. -Dijo el ruso mayor.

Primero fueron a una cascada, donde saltában pescados, especialmente salmones, Urss le explicó a Rusia que debía hacer para atrapar uno. Debía ponerse a la orilla y atrapar uno con el hocico. La familia soviética tomó su forma de osos y se prepararon para cazar. Urss le hizo una pequeña demostración; ¡Atrapó dos salmones a la vez!

-Bien Rusia, eso es lo que debes hacer. -Dijo con la boca llena.

-Okey... p-parece fácil!

Rusia intentaba e intentaba, sin embargo no atinaba ni un solo pez. La desesperación estaba llegando al ver que su hermana menor, Bielorrusia, lo hacía sin problema algúno. En uno de esos intentos resbaló al agua, y... se terminó dando un baño no planeado.

-TE TENGO! AH!!

"¡Splash!", sonó el agua al salpicar, Urss soltó una carcajada divertido, y todos sus hermanos lo miraban con gracia y burla, y el pobre Rusia solo pudo soltar un "¡No es gracioso!"

Después fueron a lo más profundo del bosque, era el turno de Alemania, Reich le hiba a demostrar a Alemania lo que debía hacer, Alemania no entendía ni medio, parecía complicado.

En sus primeros intentos no podía siquiera alcanzar la manada, lo persivían antes de que aunque sea intentar sacar las garras, Reich le decía que su respiración lo delataba, que podía oirlo a kilómetros.

Alemania no entendía el por qué, no sabía como no ser detectado debido a su respiración, no podía dar un solo paso por que una mínima ramita espantaba a los ciervos.

-Alemania, primero, siente la tierra entre tus patas, así serás más sigiloso. Nunca le lleves la contraria al viento, o arrastrará tu aroma hacia las presas. Y... agachate, mezclate con tu entorno, no dejes que te vean. -Explicó Reich a Alemania.

-Hmm... -Alemania aún estaba confundido.

-Observa al maestro. -Dijo Reich mientras avanzaba, siendo observado atentamente por todos.

Reich medía y calculaba sus pasos, tenía todo planeado y ajustado para que sus presas no lo detectaran. Fué aumentando la velocidad de sus pasos, y cuando estuvo lo suficientemente cerca de un ciervo... ya saben qué pasó.

-¡¡Vaya!! -Dijo Alemania sorprendido.

-Yo sé que algún día lo harás incluso mejor que yo, hijo.

ℂ𝕠𝕣𝕒𝕫𝕠𝕟 𝕀𝕟𝕕𝕠𝕞𝕒𝕓𝕝𝕖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora