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Mamá y papá no están bien

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Mamá y papá no están bien. 

Miré con desdén la maleta que yacía en la entrada de mi casa, aún sin poder creer lo que había sucedido anoche cuándo llegué a casa.

No me dió tiempo ni de sacar el acuerdo cuando ya mis padres estaban discutiendo acerca de qué maleta iba a elegir para empacar la ropa que llevaría a los días de entrenamiento. 

Mi mamá le daba a la maleta color uva y mi papá le daba a la maleta color púrpura. Incliné mi cabeza a la izquierda mientras los veía concentrados en su discusión.

Aveces pienso que fui criada por dos niños y no por dos adultos.

No pude evitar preguntar el porqué habían accedido tan fácilmente a dejarme ir y me enteré que mi padre no estaba de acuerdo en absoluto, en palabras de mi madre, el “se negaba a dejar ir a su bebé” mientras mi mamá a pesar de que tampoco quería, le insistía en que eso me iba a servir tanto para fortalecerme física y mentalmente como para volverme más independiente de ellos, ya que el hecho de ser tímida y cohibida no me iba a servir de nada ni en la universidad ni cuando me presente en entrevistas de trabajo.

Pero ¿Que puedo hacer? ¡Por más esfuerzo que le ponga a tratar de ser más atrevida, siempre pienso en las consecuencias que podrían tener mis acciones por más pequeñas que sean! ¡Y no quiero pasar vergüenzas! Llevo años tratando de encontrar la manera de dejar de ser tan tímida, odio el hecho de sentirme avergonzada hasta por la ropa que elijo ponerme ya que enseguida empiezo a pensar en que dirán las personas que me verán en la calle o si les agradará mi estilo, sabiendo que cómo ya dije, es MI estilo y nadie puede opinar ni cambiar eso.

El problema es que mi padre también es muy dependiente de mi y no me quería dejar ir, hasta que mi mamá lo sentó a la fuerza, le susurró algo al oído y de alguna manera, cómo si de magia se tratara, logró convencerlo.

Bueno... Creo que no soy la única que se hace una idea acerca de qué le pudo haber dicho.

Sentí pasos a mi espalda y volteé, mi padre caminó a rastras hasta llegar a mi lado con una cara de gato obligado a bañarse en una noche de frío, mientras miraba la maleta de forma pensativa.

— Y sí... ¿Decimos que enfermaste? Eres muy propensa a agarrar enfermedades de un momento a otro, ¡Sería completamente convincente! — propuso en tono esperanzado tomando mis hombros, zarandeando mi cuerpo de un lado a otro mientras me miraba a los ojos en espera de una respuesta.

¿En serio eres tú papá?

Se sobresaltó mirando a mi izquierda y rápidamente enderezó su cuerpo, metió una mano en su bolsillo y sacó las llaves del auto.

𝗤𝗨𝗜𝗘𝗧 • 𝗗𝗨𝗧𝗬 𝗔𝗙𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗖𝗛𝗢𝗢𝗟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora