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Después de que ambos chicos vivieran el susto de su vida, optaron por contarle un maravilloso cuento a su pequeña niña, claro que no sin antes llevarse una regalada de vegetta por el susto y que su papá foolish le abrazara y se negara a dejarla ir.

- ¡Okey! ¡Este es el cuento de..


Este es el cuento de una bella sirena que ansiaba conocer el mundo humano gracias a un amor que conoció.
Mariana era un joven pirata que enamoró a simple vista a la bella sirena, quien no pudo hacer más que desear tener piernas para conocer a su amor, por lo que hizo un trato con urusularoier y le pidió piernas. Urusularoier aceptó pero con la condición de que este, tomara fotos de todo lo que hiciera ¿Por qué? Por qué aquel ser era bien chismoso. Foolisha no tuvo problema, estaba muy emocionada e incluso comenzó a ladrar, haciendo cagarse de la risa a ursularoier, quien despidió a la sirena con una sonrisa mientras le daba piernas y le decía de nadar hasta la superficie.
Por primera vez, foolisha casi muere ahogada, pero afortunadamente llegó a la superficie sana y salva.
Allí, todo era magnífico más foolisha solo podía pensar en buscar al amor de su vida.
Buscó y buscó, más no lo encontró y quiso llorar pero a lo lejos, vio una gran torre en donde se encontraba una princesa de pelo negro y largo. La ya no sirena, miró curiosa a la princesa que parecía tener un cuchillo y lo señalaba justo a su larga melena, más no se lo cortó y solo suspiró. Foolisha se sintió intrigada por lo que se acercó a la torre, llevándose la sorpresa que está era muy alta.

- ¡Holaa! -dijo la joven sirena que en verdad no hablaba español, pero había aprendido un poco observando a su amor. Según lo que había entendido, con un "hola" se saludaban los que tenían piernas-

- ... ¿Hola? -vegettana miró curiosa y confundida a aquella chica debido a su extraño acento. al parecer, no era de por aquí- ¿Tu quien eres, muchachita? -dijo mirando con una sonrisa cómo la chica buscaba subir por la torre poniendo troncos y piedras. Algo que le causaba curiosidad era el por qué caminaba de forma rara, cómo si hace recién hubiera aprendido a andar.

- ¡Your hair Is pretty! -dijo con voz chillona la rubia mientras veía a la chica, quien solo río al ver cómo minutos después se caía al intentar subir por una piedra.

- ¡Deja eso! ¡mejor súbete por mí cabello, anda! -dijo cubriéndose la boca al soltar otra risita y comenzar a lanzar su melena por la torre ¿Estaba bien, no? Después de todo, ella no llegaba después de un tiempo. Además, se aburría mucho haciendo lo que siempre hacia en esa no tan amplia torre-

La joven miró maravillada el hermoso y negro cabello de la chica, dando saltitos de alegría al ver algo completamente nuevo y hermoso, haciendo nuevamente reír a la pelinegra. No tardó ni dos minutos en agarrar su cabello con cuidado pero con firmeza, con miedo de lastimar a la pelinegra más llevándose la sorpresa de que no estaba ni un poco adolorida; subió "sin problemas" pues se distrajo mucho con los pájaros que volaban o viendo el paisaje, llevándose una regalada potente de la chica de ojos tan morados cómo una amatista.

...

La rubia, finalmente llegó y saludó con la mano a la humana, quien al parecer sabía un poco más de ingles que ella de español.

- ¡Hello, my little friend! -dijo dándole una sonrisa la cual fue rápidamente devuelta-

Ambas chicas mantuvieron una conversación torpe pero las risa no faltaron. La pelinegra le mostró su six pack a lo que la rubia también lo hizo, después de todo, ella nadó toda su vida y eso es un muy buen ejercicio. Ambas chicas rieron pues la rubia era mucho más alta que la pelinegra y ahora era mucho más fuerte.

Vegettana a le mostró todo el lugar e incluso le enseñó a pintar y a cocinar, también le mostró en secreto los instrumentos que usaba para ejercitarse, completamente hechos a mano y maravillando a la chica. Ambas rieron mucho cuando la humana quiso jugar al "toca" y la sirena en secreto, se cayó tan pronto intentó correr. Lastimosamente, tuvo que irse al ver qué ya oscurecía, pues la pelinegra no podía dejar que su "madre" viera a la chica.

- tienes que irte, toma algo de comida anda, que seguramente tendrás hambre -dijo dándole algunas frutas, pan y otros alimentos- dijiste que buscas a alguien y vienes de lejos, no? Te será difícil pero podrás, ánimo! -dijo con una sonrisa más poniendo algo triste a la rubia, quien no quiso irse pero tuvo. La chica tenía razón, ella tenía que buscar al amor de su vida.

La joven y fuerte sirena se fue, justo a tiempo pues la bruja rubias, estaba ya en camino a ver su fuente de juventud. No pudo evitar ver cómo la pelinegra parecía feliz de ver a aquella mujer, incluso parecía algo sonrojada pues tenía sentimientos por aquella persona, sabiendo que no eran familia y que según el cuento de la mujer llamada rubia, la había encontrado envuelta en mantas en el bosque. Lamentablemente, algo que no sabía la chica, era que solo estaba siendo usada y que sus sentimientos nunca serían correspondidos.

Foolisha decidió no quedarse más pues tenía que buscar algún lugar en el que quedarse, teniendo que abandonar aquel sitio y empezando a caminar en dirección hacía donde había luces y muchos cantos alegres.

Foolisha llegó a una clase de bar donde muchos hombres cantaban; no tardó ni dos segundos en entrar y sumarseles, cantando de su sueño y provocando que estos también hablarán de los suyos.

Sin duda, eran bastante felices y no dudaron en contarle todo lo que sabían de "Mariana" haciéndole saber que era un príncipe, no un pirata y dándole un lugar donde quedarse.

La joven suspiró, soñando con estar en los brazos de su amor y queriendo verle.

- ¡Okey! Se hizo muy larga mija, aquí la terminamos -dijo viendo cómo su esposo ya se había dormido en la cama de su hija y viendo cómo está le miraba con atención. Al escuchar esas palabras la pequeña no tardó en quejarse, queriendo saber cómo continuaba y si las chicas se volvían a ver-

Vegetta solo río y le dió un beso.

- ya veré qué final darle.. por ahora, buenas noches, my little son -dejó un beso en su frente, también dándole uno a su pareja y deseándole buenas noches en un susurro también-

Salió de la habitación, pensativo por el cuento tan dulce que se le había ocurrido.




[Decidí al menos actualizar está historia que tiene menos caps que las otras, si tiene errores díganme!]

¡My Little Friend!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora