Primera ves

276 32 45
                                    

Perú: Y...creo que nos dejaron plantados --Suspira viendo su reloj-- ¿te llegó algún mensaje?

Era un jueves de invierno, hacía frío, demaciado frío para ser sinceros, ya habían estado conociéndose unos tres meses y esos dos: Alemania y Rusia, solían perderse juntos a lugares que ni uno de los dos amigos querían saber. Justo como esa tarde.

Habían acordado ir a la biblioteca juntos a estudiar, habían acordado a las 5:00.p.m. pero ya eran las 6:49 .p.m. y eso dos no hacían acto de presencia.

Italia: Dejame ver --Suspira sacando su celular-- Oh mira parece que si.

El bicolor se apoyo en el italiano queriendo ver qué decía aquel mensaje. Solto un jadeo indignado cuando llegó aquello. ¿en serio? ¿Era enserio?

>>lo siento amigo, Rusia y yo estudiaremos solos en su casa. ¡Diviértete con Perú! Tomen algo caliente sino van a resfriarse!<< Ambos soltaron un cansadísimo suspiro, la inspiración se les había ido con ese simple mensaje. Perú se auto-abrazo queriendo darse calor, había una helada terrible.

Italia: Oye ¿entraremos? --Señala--

Perú: Se me quitaron las ganas --Suspira-- ¿vamos por unas copas? Ya sabes, a calentar la garganta. Hace un tiempo que no bebo algo que no sea café.

Italia: Suena bien, pediré un taxi.

Últimamente ya era bastante común por las razones ya expuestas que esos dos se quedarán solos, de hecho ya habían agarrado gracias a eso mismo más confianza. No una inmensa había que decir, pero confianza al final de cuentas.

Perú: ¿A qué bar iremos? --Cuestiono--

Italia: Hay uno cerca de mi departamento, pienso que sería lo idóneo por si nos embriagamos de más. --Alza la mirada del celular-- ya pedí el taxi. --Avisa--

Perú: Bien --Dijo-- No pienso embriagarme, eh.

Italia: Jajajajaja veamos en ese caso, porque tampoco yo soy fan de embriagarme. Jajaja así que...en ese caso, solo espero que lleguemos a mi departamento a dormir por lo cansados que estaremos de tanto bailar.

Perú: Ahora si hablamos mi mismo idioma --Sonríe-- Bueno, en ese caso a  divertirnos.

(...)

Y valla que aquello no había sido mentira, habían ambos tomado muy poco licor, había bailado un montón. Cantaban a todo pulmón y se reían, se reían no por que alguno de ellos hiciera el ridículo, sino por la comodidad y el ambiente eufórico del lugar.

Italia: ¿Así? --Toma la mano del peruano--

Perú: exacto, ahora la otra ponla en mi cintura --Dijo--

La música había cambiado de pop a una salsa que por desgracia el europeo no tenía idea de cómo bailar. Perú quería enseñarle.

Italia: Listo --Sonríe-- ¿que sigue? --Reviso con la mirada su mano puesta en la cintura comprobando que esta no estuviera tan abajo ni tan arriba--

Perú: Mueve esas caderas y esos hombros al compás, solo relajate.

El Italiano asintió, trato de relajarse, sintió como el peruano guiaba sus pasos, como con delicadeza lo hacía dar un paso al frente otro hacia atrás

Perú: Eso, eso, eso dale más ritmo.

Empezó entonces a tratar de soltarse, los pasos salieron solos, una sonrisa se formó en sus rostros, una divertida. Las vueltas siguieron, el peruano giraba en su eje por el italiano quien ahora estaba más confiado en bailar.

PromesasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora