7. ¿Nos ayudará Irene con el lío de la pelota?

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Carla llegó a la plaza de Poblete lo más rápido que pudo, jadeando y apoyándose cansada en sus rodillas.

-Chicos, tengo una mala noticia. - Dijo.

-Los gatos del descampado han gobernado la ciudad. - Preguntó Malena, como si fuese una noticia que ya esperaba y, que si no era hoy iba a suceder muy pronto.

-Peor. Mi prima Irene ha descubierto a Quirty.

Todos se quedaron sorprendidos, y empezaron a hacer todo tipo de preguntas. Carla fue respondiendo a todas las que pudo comprender entre tanto jaleo. No, no se había chivado a sus padres. Si, podía entender a Quirty. No, no tenía ninguna intención de hacerla daño. Y si, la había convencido para que no se la llevara a ningún sitio.

-¿Entonces cuál es el problema? - Comentó Hugo, extrañado por todas las respuestas.

-Yo creo que lo que deberíamos hacer es pedirle ayuda a tu prima, que es más mayor y puede ayudarnos a solucionar este problemón.

-Si con eso podemos hacer que Quirty vuelva a ser como antes y regrese con sus padres, por primera vez en mi vida estoy de acuerdo con Celia. - Dicho esto, Malena miró a la aludida y coloca la palma de su mano abierta entre las dos. - Pero no te acostumbres.

Al final, y viendo lo convencidos que parecían los demás, Carla también se decantó por añadir a su prima Irene al equipo de rescate de Quirty.

Guio a todos sus amigos hasta su casa a regañadientes, e igual de regañadientes se mostraron al principio sus padres cuando desde el sofá vieron entrar a una tropa de cinco niños con mochilas, como si fueran Boy y Girl Scouts de excursión por la naturaleza.

-Es que en el colegio hemos empezado a estudiar francés y quiero que la primita nos ayude porque se nos da fatal. - Se excusó Carla con voz cuca, cuando ellos la increparon.

Alonso y Víctor dudaron, pero cuando Carla les explicó que Irene lo sabía y aprobaba la idea, decidieron que, si su intención era realmente aprender, merecía la pena que pasaran la tarde allí, y les prepararon algunos sándwiches de jamón york y nocilla para que afrontasen esas lecciones de francés con el estómago lleno. Jamón y nocilla por separado claro, que si no...puaj. Añadieron también uno de crema de cacahuete y vegetal para Irene.

-¡Gracias papis! - Exclamó Carla mientras subía las escaleras.

-¡De nada, Carli! - Respondieron con ironía. Estaba claro que la habían pillado. Debían reconocer que su hija era muy educada y cariñosa, pero en esos momentos estaba demasiado cariñosa, como siempre que quería alguna cosa.

Cuando al fin llegaron a la habitación de Irene, cerraron la puerta tras de sí y respiraron hondo. Al contrario que Irene, que al principio se giró en su silla, riñendo a Carla por haber desaparecido.

Pero pegó un saltó, asustada, cuando se vio rodeada de niños.

Malena, Celia, Hugo y Mateo se presentaron y la dieron la bienvenida oficial al grupo, explicándola todo lo que había ocurrido desde que la pelota de Mateo había caído en El Bosque Abandonado hasta que la noche anterior habían escondido a Quirty en el garaje. Cuando esperaban que Irene hiciera lo mismo, ésta se llevó una mano a la frente.

-Oye, encantada de conoceros, y siento todo lo que ha pasado con Quirty, pero yo no puedo ayudaros. De hecho, me estoy arrepintiendo de no habérselo dicho a mis tíos.

-Como lo digas tendrás tus consecuencias. - Hugo intentó poner la voz más grave que pudo, pero solo consiguió que Irene se echara a reír.

-Uh...Que miedito.

-Irene, por favor, no lo casques, que no quiero estar castigada toda la eternidad. - Le imploró Celia, juntando las palmas de las manos como si estuviera rezando.

-¿Y qué pasa con lo que quiere Quirty?

-Quirty tampoco quiere estar castigada, que nos lo ha dicho. - Defendió Malena.

Dos minutos después, estaban todos en el garaje, e Irene estaba preguntando a Quirty si aquello era cierto. La unicornio relinchó e Irene se giró lentamente.

-¿Qué ha dicho? - Preguntó Celia mientras se mordía las uñas, nerviosa.

Irene puso los ojos en blanco.

-¡Que sí, que vosotros ganáis! La devolveremos al bosque sin que se entere nadie.

La puerta del garaje se abrió de sopetón y apareció Daniela comiéndose uno de los sándwiches de jamón york que sus padres habían estado preparando.

-No os vais a llevar a mi unicornio a ningún sitio.

-¡Que no es tu unicornio! - Le soltó su hermana. -Ni tuyo ni de nadie, es del bosque y hay que devolverlo a su hábitat.

-¿Tú crees? - Daniela sonrió pícara mientras le dio un bocado a su sándwich.

Ahora fue Carla la que se tapó la cara desesperada por no conseguir que su hermana entrara en razón. Pero Irene les animó a todos a ponerse manos a la obra. Pidió a Mateo y a Hugo que se quedasen cuidando de Quirty, la dieran algún sándwich e hicieran del garaje un sitio más habitable para ella durante el tiempo que estuviese allí. Mientras, Celia, Malena, Carla y ella se irían a intentar descubrir cómo sacarla. Y se llevarían a Daniela para tenerla controlada.

Una vez estuvieron fuera de casa, les explicó que el primer paso era saber más sobre los unicornios y sus poderes, para así descubrir si Quirty podría recuperar sus alas y su cuerno.

-Y para eso, tenemos que ir al lugar donde va todo el mundo que quiere saber algo que no sabe. Tendréis biblioteca aquí en Poblete, ¿no?

¡Vuela, unicornio!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora