Capítulo 1 : Una Familia Realmente Bulgar.

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El Palacio Dragón Blanco es el más sencillo y pequeño de todo el continente Sol, ya que se trata de una mansión con 50 habitaciones, 2 salones, una cocina interna y 2 externas, 4 jardines y 2 lugares de recreación

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El Palacio Dragón Blanco es el más sencillo y pequeño de todo el continente Sol, ya que se trata de una mansión con 50 habitaciones, 2 salones, una cocina interna y 2 externas, 4 jardines y 2 lugares de recreación. Los materiales y colores empleados en el palacio lo hacen parecer una enorme cabaña de la época medieval. La granja llena de animales domésticos es la cereza del pastel. Lo único destacable son los caballos de paso fino que los reyes poseen, pero todo lo demás, incluida su familia, es vulgar y carente de buen gusto.

Cuando Yael leyó aquello, no pudo evitar tirar el periódico por la ventana, y éste cayó por accidente sobre uno de sus jardineros. El rey se disculpó con el empleado y se sentó nuevamente detrás de su escritorio.

—¡Ese miserable! ¿Cómo se atreve a hablar así de mi hogar y mi familia? —sus fosas nasales se ensanchan y sus vívidos ojos grises se oscurecen—. No sé quién eres, pero cuando te encuentre, te destruiré con mis propias manos. —Aprieta sus puños con fuerza mientras mira al vacío, imaginando cómo quema al crítico de pacotilla con su aliento de fuego.

En ese momento, escucha el sonido de la puerta al abrirse.

—Yael, traje chocolate y galletas.

Las facciones de Yael se suavizan al ver a su mejor amiga entrar con una bandeja. Al sentir el olor del chocolate y las galletas, su enojo desaparece de repente.

—Mi querida Min, al parecer presentiste mi enojo.

—Algo así.

Min se acerca y pone la bandeja en el escritorio. Yael rápidamente toma la tetera de plata que contenía el delicioso líquido que ellos amaban y lo sirve en dos tazas de porcelana. Después de darle una taza a Min, ambos se miran y empiezan a beber. Yael, sintiéndose mejor, toma una galleta de vainilla y comienza a despotricar contra el crítico.

—Ese miserable dijo todo eso de mi hermoso hogar. ¿Qué demonios voy a hacer con 200 habitaciones? ¿Acaso mi familia va a dormir en ellas?

—Recuerda, Yael, que los demás reinos son más grandes y extravagantes, y tienen una corte donde los nobles favorecidos por el rey siempre van y vienen, recreándose en el palacio. A diferencia de este reino, donde incluso las oficinas desde las que se gobierna el país están fuera de las instalaciones del palacio real.

Yael levanta una ceja y pregunta:

—¿Para qué demonios querría tener personas extrañas en mi hogar? Pueden venir de visita, por supuesto, y no quedarse más de tres días. Y si lo hacen, hay varias casas de huéspedes disponibles para ellos, pero este palacio no es un lugar de recreación. Es donde crié a mis hijos, vi jugar a mis sobrinos y ahijados, y les conté cuentos a mis nietos.

Lo que Min observó le causó ternura. A pesar de la juventud y belleza de Yael, se notaba lo mucho que había madurado a través de los años.

—Eso lo sabemos, Yael. Eres muy familiar y cuidas tu privacidad, así que no le des importancia a lo que dice este crítico. Solo está sorprendido por lo simple que es tu vida comparada con la de otros reyes.

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