Capitulo 5: Sospechas y temores.

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El repostero conocido como Ünmi estaba agotado de presenciar cada mañana al príncipe Dennedy Del Bosque Berix entrar bruscamente en su pequeña pero popular pastelería y pedir lo mismo: té de jazmín y pastel de fresa

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El repostero conocido como Ünmi estaba agotado de presenciar cada mañana al príncipe Dennedy Del Bosque Berix entrar bruscamente en su pequeña pero popular pastelería y pedir lo mismo: té de jazmín y pastel de fresa. Pero eso no era todo, el dueño de la pastelería, llamada Dulces Antojos, también debía preparar el té y el pastel bajo la supervisión del mayordomo real Doreck, encargado del cuidado del Príncipe Dennedy. Debido a que el príncipe madrugaba, Ünmi tenía que levantarse una hora antes para tener todo listo y asegurarse de que el horario de su alteza no se viera afectado.

—Aquí tiene su alteza, ¿desea algo más? —dijo Ünmi, sin ocultar su gran incomodidad, ya que no soportaba al arrogante príncipe.

Dennedy salió de sus pensamientos y apartó su periódico para contemplar a su supuesto destinado, quien había desbloqueado al maldito dragón que él había mantenido dormido desde joven, a propósito, para evitar que su familia le impusiera más responsabilidades cuando descubrieran que él era el único capaz de controlar a los dragones celestiales. Solo quería seguir cabalgando y ser adorado como el príncipe de los 3 reinos durante muchos años más. Por eso, necesitaba acostarse con el plebeyo para recuperar el control de su energía.

—¿Estás seguro de que fuiste tú quien hizo este té? —Olisquea la taza y frunce el ceño, provocando que Ünmi perdiera la paciencia.

—Sí, alteza. Si lo desea, pregúntele a su perro guardián.

Dennedy lo probó.

—No es necesario, fresa. Este té tiene tu dulce y deliciosa esencia.

Al escuchar esas palabras susurradas, Ünmi sintió un escalofrío, pero sorprendentemente, no era el resultado de su aversión hacia el príncipe, sino un escalofrío placentero.

—Aquí estás, Dennedy —pronunció Luna mientras se acercaba a la mesa del príncipe.

Al escuchar esa voz, Ünmi se giró con la bandeja en sus manos y quedó sorprendido al ver quién era. Habían pasado exactamente dos meses desde la última vez que vio a Luna, la chica que despertó su interés en el pasado pero que de repente dejó de visitar la pastelería. Ante ese suceso, Ünmi llegó a la conclusión de que los nobles eran así, sin ningún tipo de conexión emocional.

—Hola Ünmi —Luna miró al chico con algo de vergüenza en su rostro y luego a su mejor amigo, frunciendo el ceño—. Te busqué en el castillo, se supone que íbamos a salir a cabalgar hoy.

—Son las 6:30, querida Luna, y habíamos acordado encontrarnos a las 9. ¿Qué te trae por aquí?

—Bueno, yo...

—No importa, mejor siéntate. El repostero te traerá tu desayuno —dijo Dennedy como si nada.

Luna miró a Ünmi y le ofreció una disculpa silenciosa, mientras él la observaba con ternura para calmar su vergüenza. Ünmi ya la había visto en algunas ocasiones y sabía que era una chica muy tímida.

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