La Clave Del Hackeo || Jake Donfort #2

IV

Have I known you 20
seconds or 20 years?
Can I go where you go?

Can we always be this
close forever and ever?

And ah, take me out,
and take me home

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Algo nuevo en mi vida

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La carga iba por el setenta y cinco porciento cuando Isaak volvió a bajar. A pesar de que ya no cantaba, tarareaba internamente la canción que llevaba, al menos, media hora cantando.

Tuve veinte pensamientos suicidas en ese corto periodo de tiempo.

En el tiempo que esperaba a que mi amigo quisiera dejar de cantar como perro herido, Thomas había vuelto con una actitud muy sospechosa. No solo había desaparecido por casi medio día si no que también se traía algo en manos junto a Dan, quien le había comprado algo, muy probablemente ilegal, a un tercero. Le había dicho a Mack que iba a conseguir el número de esta persona para saber qué era lo que vendían pero aún no me había podido poner con eso. No quería que se volviera a interrumpir la conección con la imágen.

— ¿Y qué tal con el casa de tu hermana? — Preguntó sentándose a un lado de mi cuerpo para ver lo que tenía en la pantalla de mi portátil. Le dirigí una mala cara a su sonrisa divertida antes de soltar un suspiro lastimero — Por lo que veo muy bien.

— Isaak. Cállate.

— ¿Por qué? Hay demasiado silencio en este lugar.

— Llegaste hace media hora y ya no te aguanto.

— Awww, acabas de decir que me quieres. Eso no es muy usual en ti, querida princesa, deberías volverlo un hábito, a ver si te robo a la novia o algo parecido.

Lo miré con el ceño fruncido. No solo había tocado un tema muy extraño para mí sino que también había dicho de ligarse a una chica.

— Pero si tú eres gay, ¿Qué me estás contando?

— Oye, oye, el atractivo lo tengo. Aunque no me guste puedo enamorarla.

— Bua, ya andamos soñando.

— ¿Eso quiere decir que si te gusta?

— No, joder, qué pesado que eres, tío, de verdad.

— Pues, entonces seréis pareja en un futuro.

— No puedo salir con nadie y tú más que nadie deberías saberlo, Viktor — Dije remarcando el nombre que usaba para encubrir su identidad. Él se encogió de hombros como si le hubieran preguntado a un niño si se comió el chocolate del refrigerador.

— A que me queda genial. Incluso tiene mi personalidad.

— ¿Cómo un nombre va a tener tu personalidad?

— Porque ambos tienen la K.

— ¿Pero qué chorrada me dices, tío?