0.01

7 1 0
                                    

–Entonces...– Dijo el trabajador social frente a mí. –... Está grabando ya. Rei, ¿Vas a decirnos hoy qué es lo que ese hombre esconde?– Suspiré hundiéndome en el mullido sofá.

–Ya se lo dije, señor, mi maestro no esconde ningún negocio sucio. Sólo es un buen hombre encargado de darle a los niños en situación de calle un hogar digno, comida y estudios. ¿Eso está mal?– Soltó algo parecido a un gruñido.

–Lo que está "mal" es que ese hombre no tenía nada y de la noche a la mañana montó un imperio, eso es lo que está mal.– “De nuevo con eso.” Volví a suspirar.

–No veo el problema. Su familia es rica, cuando su padre murió, él era el único heredero y con el dinero dado él decidió comprar el lugar, la casa es una construcción que mandó a hacer. Siguen sin tener ni siquiera una prueba para acusarlo de algo. Y tampoco tienen alguna prueba o razón para mantenerme aquí encerrado. Pido que me liberen.– Miré al hombre fijamente hasta que unos golpes en la puerta me hicieron pensar en otra cosa.

–Señor, tengo los datos que me pidió.– Recibió los documentos y el recién llegado se mantuvo firme a mi lado.

–Rei Salazar Riddle, ¿Eh? ¿No eres de aquí?– Me miró sobre los papeles.

–Lo soy, mi Padre era extranjero, británico, pero mi madre era local.– Era la tercera vez que me traían aquí sin razón, pero la primera que sacaban mi expediente.

–Bien.– Siguió leyendo. –Aquí dice que tienes... Quince años. Tu quirk es "imaginación". Perdiste a tus padres cuando tenías cinco años...– Me puse alerta, ellos no deberían tener esa información. Él pareció notarlo. –... Bien, aquí dice que no tienes un hogar, ni una familia adoptiva. El gobierno puede encargarse de ti y enviarte a la escuela. Tu don tiene un gran potencial, pediré que te envíen a un buen internado.–

–No, no pueden hacer eso. Yo tengo un hogar, mi señor me necesita. É-él está enfermo y soy yo quien dirige la casa, sin mí, estará solo.– El hombre me tomó del brazo y me levantó a la fuerza. –¡Por favor, entienda razones! Sólo lo tengo a él, por favor...– Ellos no estaban escuchando. –... Al menos deje que vaya a despedirme, tiene que saber que me voy.– Me estaba comenzando a desesperar y el no poder usar mis poderes era una forma extra de estrés.

–Bien, te llevaremos allá para que recojas tus cosas y cuando consiga la aprobación de enviarte a la escuela, que lo haré. Te llevaremos allí. Será menos que un par de días.– Sentí mis ojos inundarse de lágrimas.

El guardia me sacó de la oficina y caminé yo solo por el pasillo, sorbiendo la nariz cada tanto, pero sin derramar una sola lágrima. Afuera, había un carro esperando por mí, me llevó de vuelta a la gran propiedad en menos de veinte minutos.

–Gracias por traerme...– Agradecí al cochero. Asintió con la cabeza y se fue.

Introduje un PIN de cuatro números en un panel de seguridad y el portón se abrió, caminé por el largo camino pavimentado, rodeado de árboles y vegetación, hasta la lujosa entrada de la mansión. Una ama de llaves me recibió en la puerta.

–Bienvenido, maestro. ¿Qué tal fue?– Sonreí sin ganas.

–No muy bien. ¿Mi señor está en su despacho?– Ella sostuvo mi abrigo y mi gorro.

–Si, ahí está él. Tim dijo que ayudarle iba a en algo, ¿Cree poder hacerlo, señor?– Aflojé el nudo de mi corbata.

–Si, veré si puedo hacerlo en la tarde o mañana temprano, necesito hablar con mi señor.– Caminé unos pasos por el vestíbulo y me giré “Debería decirle a mi maestro que arregle el engranaje que se desfasó el otro día, quizás sea del lenguaje, ella parece estar hablando extraño.” Me encogí de hombros y seguí mi camino escaleras arriba.

ImaginaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora