Capítulo 1 "Un recado sangriento"

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NARRA BETH
Me levante definitivamente de la cama después de que Alexa me tirara un cubo de agua, me iba a la cocina cuando me di cuenta de que estaba empapando todo el suelo de madera y lo iba a acolchar, entonces decidí meterme en la ducha.

Regulé el agua para tenerla en la temperatura perfecta, la tibia, me provocaba que me quedara sumergida en mis pensamientos, me relajaba a un punto que no era consciente.

Note un ruido que me hizo despertar.

- ¡Marie Elizabeth Morder Collins! ¿Se puede saber por qué tardas tanto?- gritó Alexa.

- Ya salgo.

Al salir de la ducha, me mire en el espejo para poder contemplar lo horrible que estoy siempre que salgo de este, mi cabello pelirrojo anaranjado pegado a mi rostro, mi piel más pálida de lo normal y mis ojos asustados de verme, cogí el secador para poder entrar en calor, ya que con este "frío invierno" , aunque yo no lo puedo notar, no puedo salir mojada.

Cuando termine de secarme, ordene mi ondulado cabello y me vestí con mi sudadera color azul cielo de OXFORD UNIVERSITY , junto a unos vaqueros ajustados y unas converse blancas, muy casual, pero ¿para qué vestirme mejor?, solo íbamos a recoger sangre.

Baje por las escaleras y al final me encontré con una Alexa de brazos cruzados y con mirada penetrante

- Ya llegamos tarde-

- Solo desayuno rápido y nos vamos- digo muerta de hambre.

- No, ¡nos vamos ahora!- replicó.

- Que no tardo nada de verdad- le suplico.

- Que no da tiempo, vamos- me llevó hasta la puerta tirándome de la manga.

* * *

Llegamos a una tienda tipo " el badulaque" como en los Simpson, la serie que les gusta ver a los mundanos, Alexa nunca hablaba siempre que veníamos estaba asustada, no lo entendía llevábamos muchos años viniendo para recoger el "ketchup". Cuando estábamos enfrente de la puerta esta se abrió porque era eléctrica.

En el mostrador había un hombre de unos 40 años con mechas canosas y barba de una semana, en su identificador mostraba el nombre de Phil.

- Buenos días- dije.

- Buenos días, ¿qué desean?- dijo amablemente el señor, cuyo nombre supuestamente era Phil.

- Veníamos a por unos botes de Ketchup- dijo Alexa sin acentuar las comillas.

- mmmm..- dijo esperando a que dijéramos la contraseña.

- " we are Goldies"- respondí.

- Si, síganme-

Le seguimos hasta donde había una puerta color blanco roto que tenía un cartel colgado que ponía "no pasar, solo personal autorizado". El hombre llamado Phil nos hizo una seña para que entráramos.

El hombre se agachó para coger una caja y nos la extendió para que la cogiéramos.

- Aquí tenéis todo lo que necesitáis-

- Vale, muchas gracias- le respondí.

Nos acompañó hasta la salida, sin decir ni una sola palabra.

- Que pasen un buen día- nos dijo el hombre.

- Igualmente- respondimos.

Cuando cruzamos las puertas eléctricas Alexa pegó un respiro de alivio.

- ¿Por qué te pones siempre tan nerviosa?-

- Beth, ¿todavía no lo sabes?-

No respondí, no lo sabía la verdad, llevábamos ya en este lugar como 6 años.

- Beth, ¿no te acuerdas? ¿la primera vez que vine a recoger sangre con mis padres?- me preguntó, pero yo no sabía de lo que estaba hablando.

- No- le respondí.

- Déjalo- dijo mirando al suelo.

Esta vez me tocaba conducir de vuelta, puse la radio para que Alexa se tranquilizara, la música sonaba y Alexa empezaba a cantar, cada vez que nos alejábamos de la tienda de carretera ella se volvía mas alocada y alegre, como era ella normalmente.

Ya habíamos aparcado en la entrada y Alexa había salido pitando, os preguntareis ¿por qué?

Hace unos meses, Alexa fue la primera que se sacó el carnet de conducir ya que es la mayor. El primer sábado que pudimos ir a recoger la mercancía en coche -ya que antes teníamos que ir en autobús- al llegar a casa, no sabíamos quien cargaría la caja hasta casa.

- Mira, hoy lo llevas tú, y el próximo día yo- dije.

- No, yo he llevado el coche- dice quejándose.

- Pero yo lo he traído, y siempre soy yo la que habla con el hombre-

- Bueno, venga- salte dentro de mi por el entusiasmo- a piedra, papel o tijera.

"¡Mierda!"

- Venga - dijimos al unísono- piedra, papel o tijera... una, dos y tres-

Alexa sacó papel, mientras que yo tijeras, gané, pero Alexa se picó como una niña pequeña.

- ¡No vale, tu has sacado después!- replicó

- Nooo- le aclaro.

- ¡Entonces la que llegue antes a casa!-

Justo después de que dijera eso, salió disparada como un rallo sin que yo pudiera llegar antes.

- ¡Ja! Gané, ahora traes la caja- dice.

Y esta vez, me tocaba, ya que conduje de vuelta, y al intentar alcanzar a Alexa se me olvidó quitar las llaves del coche.

The Athan LegendDonde viven las historias. Descúbrelo ahora