TOMARÉ TODO TU DOLOR (TulHin)

EPÍLOGO

—No has cambiado en absoluto.

—En cambio, kuhn Tul ha cambiado mucho de la persona que solía ser.

—¿Lo hice?

En la misma sala de estar, Tul todavía está sentado y mirando la cara de Gornhin
sin poder quitarle los ojos de encima ni por un momento.

Todo el tiempo solo podía observar a la persona cercana que en realidad acaba de
pasar de ser un sirviente, a un verdadero amante y que en este momento luce un
semblante desastroso Mirándose, se sonrieron mutuamente mientras sus ojos reflejan anhelo y comparten
pensamientos que no son muy diferentes entre si.

—Sí, Khun Tul parece más maduro ahora.

Y entonces el escucha lo miró con los ojos más abiertos.

Así es, el Tul de antes era alguien que siempre solía guardar sus sentimientos ante los demás todo el tiempo; pero en este momento, ese hombre no podría mentirle a nadie, cuando nisiquiera desesea ocultar ni un poco en sus ojos los sentimientos que tiene por él.

Ahora Gornhin piensa que no sólo es él quien quién lo había extrañado
desesperadamente. Incluso si el estaba desconsolado por la separación, Kuhn Tul
también lo había anhelado con locura.

—Y tú sigues siendo tan lindo como siempre.

—¿Estás hablando de mi?

Preguntó Hin bastante desconcertado; y debido a esa reacción, Tul soltó una risa
mucho tiempo de hecho. Es solo que... no había querido admitirlo.

—¿Aún me ves así?

—Si. Así que déjame ver lo lindo que eres todos los días.

Fue entonces, que Tul sonrió. El tipo de sonrisa que Hin siempre había anhelado ver en él.

Es una sonrisa llena de alegría. Lo que provocó que Hin se mueva para tomar y tirar de la mano del jefe y sostenerla con firmeza.

— Desde hace casi seis años conservo esto, kuhn Tul.

Gornhin saco de su bolsillo el teléfono que la chica más joven había destrozado y lo
colocó en la mano de Tul. Luego fue seguido por un bolígrafo que no había tenido la oportunidad de entregarle en aquella ocasión.

— Este es el regalo que me diste por mi cumpleaños, y este es el regalo de
cumpleaños que había pensado para ti, pero por lo que sucedió no pude entregártelo en ese entonces. Todo este tiempo puede vivir gracias a estas dos cosas....
Aunque todavía tenía que despertar de mis sueños para encontrarme con la realidad de que no te tenía a ti.

Hin compartió todo esto sin esconderse, había sufrido lo suficiente, así que quería
compartir con él todo ese tiempo que había pasado sin estar a su lado.

Y debido a lo parecido de las situaciones entre ambos, Tul también habló.

— Tu y yo hicimos lo mismo.

Lo que Tul le muestra a Hin, es la piedra que solía llevar con él, todo el tiempo.

— Siempre llevo la piedra que me diste en ese viaje de tres días. Es lo que me hacía
sentir que todavia estaba vivo en este mundo.

Dijo Tul con una sonrisa, pero el oyente no se rió en absoluto, al contrario; por qué esa sonrisa le decía por cuánto sufrimiento había pasado el jefe. Por lo tanto, saco todas esas cosas de la mano de Tul y se movió para abrazar a su ser amado.

—Ahora ya no lo necesitamos, ¿no?

—Sí.

Tul lo abrazó respondiendo con firmeza.