Capítulos que nos cuentan las aventuras y sucesos de los tríos de hermanos. Desde como aquel joven llamado Ace obtuvo su sombrero hasta sucesos que jamas sucedieron, pero que soñamos con que sucedan.
-Sin importar el lugar. Tiempo. Distancia. Sangre...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Un cambio total (P1)
***
¿Y si?
¿Y si yo hubiera recordado a Ace, algo hubiese sido diferente?
¿Habría llegado a Marineford?
¿Luffy tendría esa herida?
Más importante, ¿seguirías acá?
***
Sabo abrió la puerta de su habitación listo pata cruzar el umbral y descansar. Había sido un día realmente agotador.
Entonces lo hizo y se dirigió a su cama. Comenzó a desabrochar los botones de su camisa, con la mirada perdida.
—Sabo-kun —la cabeza de Koala se asomó por la puerta —. Llegaste.
El rubio asintió.
—Termine de organizar nuestro próximo movimiento.
—Bien —la chica se alejó del marco de la puerta y se colocó en la entrada. Sus brazos se encontraban detrás de su espalda —. Descansa, ¿si? Últimamente te veo más cansado y con mucho estrés, eso no es bueno.
El hombre le sonrió.
—Eso haré, gracias Koala.
—Bien, entonces me voy. Hasta mañana, Sabo-kun.
—Hasta mañana, Koala.
El segundo al mando se despojo de toda ropa que tenía y se colocó su pijama. Se tiró a la cama, observó unos minutos el techo. Se sentía tan vacío y tan cansando, intentando recuperar lo que ya no tenía.
—Regresa —murmuró. Lo había pedido a lo largo de los años y no llegaba, al final se resignó.
Dejó escapar un suspiro y sus ojos se cerraron, en aquella paz que al menos su cabeza le podía dar.
Después, una sonrisa se instaló en su cabeza y decidió caminar hacia ella.
════ ⋆★⋆ ════
Sabo caminó hacia el cuartel y oficina de Dragón. Tocó dos veces la puerta, toques sutiles y suaves. Con su Jefe nunca se sabía su humor, así que siempre trataba de ser silencioso.
Al cabo de segundos, Dragón murmuró un: “pase", de forma consiguiente, Sabo abrió la puerta, encontrándose con el hombre sentado sobre la mesa. Tenía un puro en la boca mientras leía unos documentos. La verdad no sabía cuál podía ser, en la bodega tenían un sinfín de papeles.
