Capítulo 3

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Al día siguiente al llegar a la escuela no puede evitar buscar con la mirada al rubio, sin embargo, no lo veo en los alrededores de la facultad de ingeniería ni tampoco por el área deportiva. Se relaja un poco ya que no ha podido dormir mucho gracias a que su cabeza no paraba de darle vueltas a los acontecimientos del día de ayer.

Al llegar al área de descanso donde sus amigos están como cada mañana, los saluda a todos y ve que Tokoyami se ha unido al grupo, quien platica animadamente con Tsuyu.

“Al parecer la cita ha ido muy bien” Se dice internamente, feliz de que su amiga ahora tenga a alguien. Es entonces cuando cae en la cuenta que ahora, él es el único que no tiene una pareja.

-Izu- Llama su atención la otra peliverde del grupo, ante lo cual el chico la mira dedicando una sonrisa - ¿Como te fue ayer con el rubio? - En ese momento su mente regresa al roce de sus labios y su cara se torna de un potente rojo. Momento exacto en el que todos lo miran con interrogación -

-¿Cuál rubio? - Pregunta la curiosa Ochako con sus ojos brillando por saber más información acerca del chisme, ya que si, efectivamente a Ochako le encantan los chismes y más cuando estos tienen que ver con sus amigos -

-¿Algo que no nos hayas dicho? - Le pregunta al mismo tiempo Shoto con la ceja levantada, un poco herido porque su mejor amigo no le había contado nada al respecto. -

Para ellos no es novedad que a Izuku le gusten los chicos, ya antes tuvo un novio, un rubio casualmente, este se llamaba Monoma, al principio parecía ser el chico perfecto, se comportaba muy dulce, sin embargo conforme fue avanzando la relación e Izu no quiso tener relaciones con él ya que aún no se sentía listo, había comenzado a menospreciarlo y decirle cosas hirientes, es por ello que su autoestima está un poco baja a pesar de ser un chico bastante atractivo ya que tiene cuerpo atlético, es verdad que es un poco bajo de estatura, pero aun en su 1.70 m parece ser un adonis, su cara de facciones suaves lo hace parecer un muñeco de porcelana y las pecas que tiene distribuidas tanto por el rostro como por el cuerpo le dan un toque celestial, eso fue lo primero que llamó la atención del cenizo, además de sus enormes y expresivos ojos jade. Sin embargo, gracias a su relación anterior y la única que ha tenido, no se siente lo suficientemente atractivo como para gustarle a un chico como Katsuki, quien a su parecer es un dios griego.

-Yo… - Se queda callado con el rostro aun sonrojado -

-No tienes que decirnos si no estás listo Midoriya - Iida mira a sus demás amigos de forma acusadora para que dejen de presionar al chico -

Todos regresan a sus pláticas sobre la escuela mientras el peliverde comienza a relajarse un poco y entonces decide hablar.

-Chicos - Al escuchar su voz todos lo miran ahora curiosos por lo que tiene que decir - Me gusta un chico, ustedes saben lo difícil que fue para mí la relación anterior, es por ello que no estoy seguro de realmente gustarle a este chico, me da señales de que si, pero no quiero hacerme ilusiones - Error, las ilusiones ya estaban hechas - Pero les prometo que no estaba ocultandolo de ustedes -

-Tranquilo Izu, sabes que tienes nuestro apoyo en lo que decidas hacer - Le dice la castaña mientras le toma la mano con cariño -

-Solo recuerda que si necesitas algo, nosotros estamos aquí para ti - El que habla ahora es Shoto -

Después del emotivo momento todos siguen con sus actividades normales, en la hora del almuerzo Izuku sale hacia la cafetería de la universidad en busca de sus amigos. Cuando casi llega a la cafetería por fin ve al rubio que tanto buscaba, sin embargo, la imagen con la que se topa no le agrada mucho.

El pelicenizo se encuentra recargado en el árbol que está por la facultad de ingeniería mientras la chica pelirosa habla animadamente con él, pero ese no es el problema, el problema principal es que la chica tiene su mano en el hombro del chico y a él no parece incomodarle el contacto, aunque de lejos no logra distinguir bien su cara, si lo hiciera se daría cuenta que él usualmente tiene cara de molestia ante cualquier cosa, solo la quita cuando él lo mira o cuando se va a acercar hasta él.

El chico de la mirada carmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora