Una chica nueva acaba de llegar al pueblo, y en el descenso cometió algunos errores.
Sin embargo le acompaña la chica más respetada de todo el lugar...
Después de todo, siempre hay dulzura en los corazones más amargos.
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-Este e...
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Tsss... Max se encontraba en su casa después de el incidente que había ocasionado, estaba totalmente avergonzada, aquella chica peli negra que había visto le parecía bastante ruda, eso la hacía imaginar muchas maneras de las cuales le podría hacer algo por haber arruinado su coche.
—Debí haberle pagado la reparación al menos...—
Recordaba las palabras de la chica de rulos "digamos que nos conocemos entre todos", seguramente la chica peli negra ya le había contado a toda la gente sobre alguien que daño su coche.
La velocista pasó su tarde diciendo paranoias y posibles reacciones sobre ella de gente que todavía no conocía. Que vergüenza, ya había arruinado su oportunidad con un pueblo tan verdaderamente interesante.
Max se sentía verdaderamente mal, no sabía que es lo que se suponía que esperaba con haberse mudado, estar sola la estaba matando. Lo único que lograba hacer en todo el día era dormir ya que no había logrado conocer a nadie en el pueblo, cosa que pensó que sería más fácil. Lo único que podría alegrarle el día sería comer un poco del pastel que había pedido, o tal vez no ya que lo comería sola y tendría otro dilema para poder quejarse de el. . . . . . . .
Bibi se encontraba fastidiada, realmente no sabía que hacer. A pesar que la velocista le arruinó el coche, al parecer el motor se había restaurado, así que al menos lograría terminar bien la jornada de hoy, luego arreglaría lo demás con Piper. . . . Tiempo después Bibi se encontraba cerca de la última casa, sus delirios habían sido escuchados, había tenido bastante tiempo de sobra, ahora solo quedaría aguantar algunos gritos de Piper y podría dormir como un oso invernando con todo el frío que hacía. Aunque nunca entendería como el coche pudo aguantar tanto, realmente ella esperaba que en el camino terminara de deshacerse por sí mismo.
Ya fuera de la casa notó que nunca había sido habitada, conocía el pueblo como la palma de su mano, y estaba segura de que jamás había visto a alguien salir o entrar allí.
Bibi tocó el timbre esperando todo menos a quien la recibiría y este fue abierto casi de inmediato. La pelinegra quedó impactada con quien estaba frente a ella, pero más que impactada estaba algo furiosa.
—Eres tú! La chica que dejo mi coche luciendo peor que una chatarra!— dijo la peli negra en un tono furioso.
—Ehh... Hola... Lamento lo de tú auto, de verdad pensé que pasaría algo mejor— dijo algo nerviosa la velocista.
—Pues, al menos arreglaste mi motor... PERO DEJASTE MI COCHE LUCIENDO HORRIBLE! Y TENGO SUERTE DE QUE HAYA AGUANTADO LLEGAR HASTA AQUÍ!—
