•¡T̶a̶k̶e̶m̶i̶c̶h̶i̶ E̶s̶ M̶u̶y̶ P̶o̶p̶u̶l̶a̶r̶!•

05

//Sempai 2//

.•°Antes de empezar°•.
Takemichi: 16 años.
Mikey: 12 años.
Takemichi: Top.
Mikey: Bottom.
Restricción de edad: sin restricciones.
Mucho sofft 💌.

💌→Separador←💌

Ya era primavera y el año escolar ya estaba por llegar nuevamente a su fin, el calor sofocante de junio le hacía sentir asfixiado dentro de su negro uniforme.

— Hanagaki-san, ¿Me estás escuchando? – Hinata pregunto frunciendo el seño.

— Disculpa Tachibana, tengo la mente en otro lado. – murmuró avergonzado.

Hinata sonrió comprensiva, intentando darle alivio.

— Descuida. ¿En qué piensas tanto? – le pregunto curiosa.

Takemichi se quedó en silencio, le daba algo de vergüenza decirlo pero desde el incidente con Manjiro no había podido quitarse de la cabeza al hermano menor de Shinichiro.

Sus ojitos llorosos invadían su mente cada vez que llegaba la hora de dormir. Manjiro se veía tan vulnerable, tan lindo y tan tierno, su corazón se calentaba con tan solo recordarlo.

— ¿Hanagaki-san? – Hinata paso su mano por delante de la cara de su amigo.

— Disculpa Tachibana, verdaderamente tengo la mente en otra parte. – suspiro revolviendo sus cabellos azabaches con frustración.

— ¿Esto es por el hermano menor de Sano-san?

Takemichi la miro sorprendido.

— ¿Cómo…

— Es muy obvio, – Hinata lo interrumpió. — ese niño te adora y de un tiempo a esta parte has estado muy al pendiente de el, tus ojos brillan cuando lo ves… ¿Te has enamorado acaso?

Takemichi estaba mudo… mudo y muerto de vergüenza.

— Aveces odio un poco lo mucho que me conoces. – murmuró con sus mejillas rojas.

Hinata soltó una pequeña risita.

— Nos conocemos desde pequeño, ¿Que esperabas?

💌→Separador←💌

Esa misma tarde Takemichi se había ofrecido a acompañar a Manjiro a su práctica de fútbol en las horas extra curriculares del instituto.

Manjiro estaba feliz, su Sempai lo estaba viendo atentamente y sentía que debía ser más genial de lo normal para así impresionar al Hanagaki.

— ¡Vamos Sano, diez vueltas a la cancha! – su profesor le gritó haciendo sonar su silbato.

Kazutora llegó a su lado y le sonrió.

— ¡Vamos Manjiro, debes deslumbrar a Hanagaki-sempai! – le dijo dándole "ánimos"

— Vete a la mierda… – murmuró entre dientes corriendo más rápido para pasarlo.

…

Cuando la práctica termino Manjiro se encontraba exhausto, sus mejillas estaban coloradas y sus cabellos rubios se encontraban pegados a los lados de su cara por culpa del sudor.