𝟎𝟓

446 53 2
                                        

𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐂𝐢𝐧𝐜𝐨

Si algo bueno tenía el cambio de compañero de baile de su cuñado a su esposo, era que al menos el emperador no se molestaba en fingir que le agradaba la idea del baile; simplemente mantenía su típica sonrisa de superioridad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Si algo bueno tenía el cambio de compañero de baile de su cuñado a su esposo, era que al menos el emperador no se molestaba en fingir que le agradaba la idea del baile; simplemente mantenía su típica sonrisa de superioridad.

Otro aspecto positivo era que ahora no tenía que mantener una conversación. Seguía siendo un baile por apariencias, pero al menos el hombre no la insultaba discretamente como lo había hecho Claude hace poco. Aunque deseaba provocar un poco al hombre, no se iba a arriesgar demasiado. Después de todo, cada vez que tenía una conversación con Athanasius, era como si estuviera caminando entre las llamas del infierno, con un suelo lleno de vidrios rotos y serpientes a su alrededor. Tanto así que un paso en falso podría costarle todo.

— Clara, ¿te divierte ser el centro de atención? — Adiós a su calma, su esposito tenía que abrir la bocota y arruinar el ambiente. — No creo que sea muy considerado llamar la atención en el día de otra persona... Eres una mujer patética. Respiro hondo intentando contar hasta 100 para calmarse, pero es que ese hombre acababa con su paciencia.

— Bueno, querido, creo que merezco ser el centro de atención. Soy la emperatriz, ¿lo olvidas? Tú me convertiste en tu esposa y prometiste que siempre tendría todo lo que quisiera... — Bueno, no recordaba si el hombre realmente le había prometido algo a la Clara original, pero no importaba, porque el rostro de su querido esposo era todo un poema. — ¿Qué? ¿Acaso el maravilloso emperador de Obelia no es capaz de cumplir los simples caprichos de su esposa? — Dios, quería burlarse del hombre. Por Dios, quería soltar alguna pequeña risa delante de él, pero no podía. Ya había sido lo suficientemente altanera, y una pequeña risa podría ser lo que colmara el vaso.

Pero el emperador aún permanecía callado, con su rostro levemente molesto, mirándola con esos ojos azul joya. Ahora que lo pensaba, los ojos de su marido eran más oscuros que los de su cuñado, y ambos tenían diferentes tonos de rubio. Interesante.

Mientras seguían danzando, logró observar a lo lejos a su cuñado y ex pareja de baile, quien estaba junto a un hombre de cabellos rojos, un poco más alto y quien sostenía en brazos a la princesa Anastasya. En cuanto la niña la vio, le sacó la lengua por quinta vez en la noche. Esa niña parecía no cansarse. Rodó los ojos y volvió su mirada a su esposo.

— Entonces... cariño, si yo soy patética, creo que tienes gustos terribles, ¿quién se casa con alguien a quien considera patética? ¿Debería darte clases para que sepas elegir a tu próxima esposa? — Sintió entonces que Athanasius apretaba su agarre sobre ella y se dio cuenta de algo: lo había arruinado. Ese hombre la iba a matar en cualquier momento, solo porque ella no sabía cerrar la boca y porque no podía actuar como una esposa sumisa.

— ¿Mi próxima esposa? ¿Acaso estás insinuando algo? — Athanasius se acercó aún más hacia ella, y a simple vista, parecía que estaba a punto de besarla o algo por el estilo. Sin embargo, la verdad era todo lo contrario; Athanasius se había acercado para atormentarla y amenazarla con su aterrador rostro. No había completado ni siquiera su primer día como emperatriz y ya sentía el peso de una espada sobre su cuello.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 02, 2024 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝐓𝐇𝐄 𝐓𝐘𝐑𝐀𝐍𝐓'𝐒 𝐖𝐈𝐅𝐄 | 𝐖𝐌𝐌𝐀𝐏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora