ㅤ،̲ ( 𝐓 ) 𝗵𝗲 𝘁𝘆𝗿𝗮𝗻𝘁'𝘀 𝘄𝗶𝗳𝗲
ㅤㅤ LASTIMOSAMENTE, sin importar
qué, su vida parecía ser siempre
demasiado lamentable.
ㅤㅤ No importaba si en una vida era
« Vanessa Cleins » y en otra « Clara de
Vermillion », su destino siempre se...
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El agua fría y oscura parecía haberse apoderado de todo, como si el mundo se hubiera encogido hasta convertirse en un tumulto de burbujas caóticas, cada una luchando por alcanzar la superficie. Eran los últimos instantes de consciencia de Clara, y la falta de oxígeno había llevado su mente a un abismo de pánico insondable.
Sus pulmones ardían con una necesidad aguda de aire. Desesperadamente intentó inhalar, pero solo obtuvo un torrente de agua que llenó sus pulmones y arrancó de sus labios un grito silencioso. Se encontraba atrapada en un juego cruel de las olas, donde el aire se había vuelto un recurso preciado y escaso. Clara nunca había nadado en aguas más profundas que su bañera, por lo que nunca había imaginado encontrarse en esta situación. Mucho menos podría haber previsto que el causante de todo esto fuera su propio esposo, quien la había empujado al lago en medio de una acalorada discusión y ahora parecía observar todo desde la orilla.
Sentía cómo se hundía cada vez más, hasta el punto en que solo su mano lograba asomarse fuera del agua, y eso requería un esfuerzo sobrehumano. Cuando su consciencia parecía abandonarla y sus pulmones se llenaban aún más de agua, una mano tomó suya y la tiró hacia la superficie.
Finalmente, fue dejada en el suelo, donde permaneció de rodillas, tosiendo y jadeando, en un intento desesperado por recuperar el aliento. Por el momento, no le importaba quién la había sacado; simplemente quería liberarse de la sensación de muerte que había invadido su ser minutos antes.
— ¡Princesa! — Escuchó la voz de su nana acercándose y comprobando su estado. Clara ni siquiera pudo levantar la mirada; su cuerpo se sentía pesado, la vista se nublaba y, mientras caía, alcanzó a observar de reojo a su esposo con su rostro indiferente, notando que su ropa estaba ligeramente mojada.
Agnes Grimsby, la nana de la emperatriz Clara, llegó a toda prisa y sostuvo a la pelinegra en sus brazos, preocupada por su bienestar. Miró con desprecio a Athanasius mientras hacía una pausa para comprobar que Clara estuviera a salvo. Odiaba a ese hombre, sin embargo, no podía hacer nada. Agnes era una mujer de linaje humilde que había venido desde Vermillion solo para estar al lado de la niña a la que había cuidado toda la vida. No tenía ningún poder, solo podía limitarse a asistir a su dama.
Athanasius, por su parte, ni siquiera se molestó en mirarla de vuelta, simplemente se marchó, abandonando la escena.
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