lección O8 (Pt.3).

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── ¿Quieres llevarte a Minho todo el día? ──exclamó Jennie sorprendida, mirándolos a ambos

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── ¿Quieres llevarte a Minho todo el día? ──exclamó Jennie sorprendida, mirándolos a ambos.

Minho se rascó la nuca, sin saber muy bien cómo excusar eso.

Seungmin, por su parte, solo sonrió y siguió ofreciéndole el dinero a Jennie, como si no fuera nada.

── Noona, acéptelo, por favor ──pidió el chico.

Jennie frunció el ceño y miró a Minho como preguntándole "¿y éste qué?", pero Minho solo se encogió de hombros con una sonrisa.

── ¿Por qué quieres llevarte a Minho todo el día? ──cuestionó.

── Creo que eso es confidencial ──dijo Minho por Seungmin, cuando notó que este hacía un puchero molesto──. No veo por qué no aceptas el dinero y ya, Jennie.

── Es que eres al que más solicitan, entonces...

── ¿No da lo mismo? Estoy pagando por un día completo ──objetó el menor.

── Bueno, supongo que sí ──concedió soltando un suspiro──. Así le damos oportunidad a los demás. Adelante, llévatelo ──dijo, tomando el dinero antes de que Seungmin jalara a Minho hasta afuera del gimnasio. Minho miró por encima de su hombro a Jennie, que los miró hasta el último momento con confusión.

── Bien, pequeño. ¿Qué quieres hacer primero?

Decidió por preguntar cuando ya habían salido hacia la cancha. Habían varios de sus compañeros sentados con chicas en las bancas conversando o comiendo, y otros enseñaban a chicos a jugar cualquier deporte. Era una imagen muy agradable a percepción de Minho, porque en su mayoría, ellos no socializaban con alumnos de primer o segundo año, ya que los menores se dejaban impresionar hasta el punto de darles miedo acercarse -por el hecho que eran más grandes, o ellos estaban muy ocupados estudiando en los recesos y horas extras como para intentar fijarse en niños recién ingresados. Minho no era de esos porque él, cómo ya se dijo, era muy bueno en los estudios, y sabía administrar su tiempo. Razones por las cuales ahora era el tutor del adorable niño que en ese momento miraba alrededor en busca de algo qué hacer.

── No sé, hyung ──dijo Seungmin con otro de esos adorables pucheros.

── Vamos a sentarnos primero, ¿sí? Las gradas están vacías.

Seungmin aceptó y lo siguió hasta el sitio indicado. Tomaron asiento en la primera, y Minho se permitió medio tumbarse en ella porque, a decir verdad, seguía un poco cansado. Suspiró mientras se sobaba el cuello con una mano, sintiendo esa zona tensa. Era muy desagradable.

── ¿Te duele, hyung? ──consultó Seungmin al notar lo que hacía.

── Ehm, algo así. Estoy agotado ──farfulló.

Sintió que su mano era apartada de su nuca, y pronto era una más pequeña y suave la que empezó a presionar ahí, apretando los dedos suavemente y masajeando con la palma.

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