CAPÍTULO 41 «Inexperto»

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YOONGI

–¿Estás bien? –pregunto, extendiendo ropa seca al rubio que se encuentra sentado en mi cama titiritando por el frío, él levanta su mirada que se encuentra cargada de tristeza, dejando ver su rostro completamente rojo, tanto por el frío como por haber llorado, asiente de manera leve tratando de formular una sonrisa en sus labios –toma, ponte esto antes de que te enfermes –termino de decir

–Gracias –susurra él tomando las prendas entre sus manos

–Entonces... saldré para que puedas cambiarte...

–No... -se levanta de manera abrupta de la cama, sus ojos muestran un gran atisbo de inquietud, ni siquiera soy capaz de reaccionar –n-no me dejes solo por favor –musita Jimin, lo suficientemente claro para que yo pueda entenderlo, y sé por su mirada y en la forma que me pide que no lo deje que no debo hacerlo, no debo dejarlo solo en la habitación, no debo dejarlo solo nunca... no quiero dejarlo solo

–Vale –carraspeo, tratando de aclarar mi garganta –entonces me giraré para no incomodarte –observo como el rubio asiente de manera lenta con su cabeza y luego me doy la vuelta quedando de espalda.

Espero de forma paciente que Park se cambie, sin embargo, los pensamientos empiezan a irrumpir en mi cabeza, ¿qué hacía él aquí? De esa manera tan frágil y vulnerable, como si cualquier viento fuese capaz de derribarlo, ¿no había sido lo suficientemente claro marcando aquella distancia conmigo de manera muy notoria? Era algo completamente ilógico y contradictorio que estuviera aquí, no sabía la razón y ni siquiera sabía si debía preguntarla

–Ya acabé –la voz suave entra por mis oídos –puedes girarte –me volteo nuevamente, visualizando al rubio que ahora se encuentra utilizando mi ropa de vestir, no sé qué decir, solo me limito a observar en silencio mientras pienso claramente en las palabras adecuadas

–Lamento venir aquí sin avisar... -comienza a hablar nuevamente –no quería incomodarte, puedo irme apenas termine la lluvia... o ahora mismo

–No creo que deje de llover por ahora –respondo de manera tranquila –no me incomodas... puedes quedarte hasta que te sientas mejor y luego yo puedo llevarte a casa

–Gracias –sus dedos no dejan de moverse los unos con otros, yo por mi parte solo me limito a asentir

–¿Quieres un poco de helado? –pregunto, tratando de alivianar el ambiente y recordando el pote de helado que había dejado casi a la mitad, sin embargo, el rostro del chico en mi habitación seguía manteniendo aquella expresión triste y melancólica –no sé qué habrá pasado contigo, Park... pero, mi madre dice que un helado siempre te hace sentir mejor

–Siempre y cuando no sea de menta –responde luego de unos segundos con una pequeña sonrisita que más bien parece un pequeño puchero, supongo entonces que ha tratado de bromear, y eso ya es un gran avance

–Bajaré por el a la cocina... no tardo

 no tardo

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Broken heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora