CAPÍTULO 40 «Hola»

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JIMIN

–A donde sea que vayas... correré hacia ti –digo con un tono de voz suave, dejando caer mi cabeza en su hombro, nunca pensé que una persona podría ser un lugar tan cálido para otra, y no mentía cuando decía lo dispuesto que estaba a correr detrás de él, la brisa era fresca, no hacía frío, todo estaba cálido, el ambiente, nuestros cuerpos y nuestros corazones, definitivamente aquí quería estar para siempre, en este lugar y con él, siento sus manos tomar mis mejillas con mucha delicadeza y observo sus ojos brillantes que se cierran lentamente, y una vez más estamos hundiéndonos en un perfecto beso, de aquellos de los que no te sientes saciado jamás, pero con los que te sientes pleno completamente.

–Esta vez no puedes hacerlo –mi mejilla se encuentra reposando en sus manos y su sonrisa parece melancólica, no entiendo nada de lo que está ocurriendo, pero siento miedo, y no sé por qué, recibo un beso más por parte de sus labios, corto y ligero, tan ligero que apenas puedo percibir la sensación de sus labios sobre los míos, abro los ojos lentamente y ya no se encuentra sentado junto a mí, camina lentamente dejándome atrás

–¿Jungkook? –pregunto, sintiendo los latidos de mi corazón acelerase –¿A dónde vas?

–No hay tiempo de explicarte –responde él, alejándose cada vez más de mí, siento mi cuerpo tensarse y decido levantarme y seguirlo, mi cuerpo se siente extrañamente pesado, pero no me importa y corro con todas mis fuerzas, dije que correría a donde quiera que él vaya y justo eso estaba haciendo, mis comisuras se alzan cuando observo su silueta justo a centímetros de mí, trato de regular mi respiración y me acerco para rodearlo con ms brazos

–Sí pude hacerlo –hablo, pero Jungkook no se inmuta –¿Jungkook? –mis manos comienzan a sudar, la desesperación me hace actuar de manera inmediata así que decido tomarlo por su brazo y obligarlo a mirarme.

Mis ojos se abren de par en par y mi corazón da un salto gigante que me hace pensar que saldrá volando fuera de mi pecho cuando la figura de Jungkook se rompe y se esparce en el aire como polvo, siento la angustia posarse en mi pecho y la desesperación me obliga a gritar

–¡NOOOO... JUNGKOOK!


Me despierto sintiendo mi corazón latir de forma desenfrenada en mi tórax, paso mis manos por mi cabello de manera desesperada y lo siento húmedo por el sudor, varias lagrimas están resbalando por mis mejillas y ni siquiera soy capaz de asimilar lo que está ocurriendo, ¡una pesadilla! ¡nuevamente!

–Jimin... ¿estás bien? –observo la silueta de mamá, acercarse con el rostro adormilado, y una vez se da cuenta de las lágrimas en mis ojos, todo rastro de sueño desaparece de su rostro –¿pesadillas de nuevo? –pregunta, acercándose a mi

Asiento con desgana, sintiendo los brazos de mi madre rodeándome y sus manos acariciando mi cabellera húmeda –lo extraño tanto –suelto en un hilo de voz que se rompe fuertemente cuando recuerdo el rostro de Jungkook sonriendo melancólicamente –ya no puedo seguir viviendo así mamá... por favor, ya no quiero –me quiebro una vez más delante de mi madre y siento su cuerpo apresarme mucho más fuerte

–Respira... trata de respirar

Quizás bastaba respirar, solo respirar muy lento, pero no en mi caso, yo no quería respirar, yo no quería hacerlo. Me aferro a mi madre tanto como puedo hacerlo, siento mi cuerpo temblar en sus brazos, la imagen de Yoongi destrozado por mis palabras aparecen en mi cabeza, y por un momento pienso en soltar todo aquel nudo con mi mamá, pero no, no estoy listo, pero cuanto quisiera estarlo. Sin embargo, decido comenzar por soltar un poco de aquel nudo permitiéndome llorar en los brazos de mi madre como cuando era un niño, quizás los brazos de mi madre no tenían las respuestas de todas mis dudas, ni mucho menos la solución de todas mis incertidumbres, pero algo tenían que me hicieron dormir profundamente, después de todo eran los brazos de mamá.

Broken heartsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora