16. 𝘘𝘶𝘦𝘥𝘢𝘳𝘢́𝘴 𝘴𝘢𝘵𝘪𝘴𝘧𝘦𝘤𝘩𝘰

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Jungkook golpeó el saco de cuero que colgaba del techo de una de las habitaciones . De joven, se había librado de la ira golpeando un saco como ése hasta que le sangraban los nudillos, pero en este momento se liberaba de otro tipo de frustración, la que le provocaba el dormir con un hombre como "Jimin" sin poder tocarlo como tanto deseaba.

Volvió a golpear el saco diciéndose que "Jimin" no podía tener ese efecto en el, no solo estaba comprometido, sino que también mentía sobre su identidad.

Pero eso no le había preocupado cuando lo besó la otra noche, o bueno cuando "Jimin" lo besó a él.

La espera había valido la pena, casi se doblega cuando dejó su rostro a unos centímetros del contrario, esperando que el castaño diera el primer paso, el momento le había parecido eterno.

El castaño se había rendido a lo inevitable un segundo antes que él, demostrándole que un chico tan apasionado como ése castaño, no encajaba con un hombre tan simple y sin carácter como Min Yoongi.

El tipo tenía dinero, pero ese castaño con hermosos ojos y curvas de ensueño necesitaba más, necesitaba un hombre que pudiera satisfacerlo en todos los sentidos. Y Jungkook estaba dispuesto a hacer ese trabajo gratis.

Escucho el timbre de la puerta y él tiro un último golpe al saco, soltó los cordones de los guantes, con los dientes mientras bajaba las escaleras. Se quitó el de la mano derecha para abrir.

En el umbral estaba "Jimin", tan fresco y bello que se sintió como un idiota al mirarlo.

El castaño lo miró de arriba a bajo y Jungkook recordó que lo único que lo cubría era una capa de sudor en su torso y unos shorts de boxeo negros.

—Parece que llegué antes –dijo Taehyung con una sonrisa cuadrada.

—Llegas a la hora exacta –dijo el azabache, mirando el reloj de la pared y abriendo más la puerta para dejarlo pasar –¿Y tu jefe no venía contigo?

—Hemos quedado aquí –contestó él entrando —"Taehyung" siempre es puntual.

Jungkook se quitó el otro guante, agarró una toalla que había sobre una mesa de café y comenzó a secarse.

—Tu apartamento es bonito –dijo el castaño carraspeando.

—A mi me gusta –Jungkook sonrió mirándolo.

Entre ellos había una tensión nueva, los dos eran conscientes de que su relación era explosiva.
Era posible que un beso más encendiera una chispa de pasión que ninguno de los podría detener.

—Bueno más vale que empecemos –dijo Jungkook, dejando la toalla —Mi dormitorio está por aquí.

En el cerebro de Taehyung sonaron unas alarmas, ése era el tipo de situación que debía evitar.

Ya era difícil soportar a Jungkook en el laboratorio, pero aquí cuando solo llevaba unos shorts que dejaban poco a la imaginación, estaba en serios problemas. No por Jungkook, sino por él mismo.

Era demasiado fácil imaginarse quitándole esos shorts, para después lamer su piel salada que le pedía a gritos hacerlo, incitando su deseo.

—¿Pasa algo? –preguntó Jungkook.

Su fantasía se evaporó, dejándolo a él en el umbral de la puerta del dormitorio con las manos apoyadas en el marco. Negó con la cabeza y entró.

—Me he mareado un poco –mintió.

El espacioso dormitorio estaba casi vacío, solo había una cama enorme y un buró, las paredes eran blancas como las del salón y no había alfombra sobre el suelo de roble. La cama estaba arreglada con sábanas blancas y una colcha negra.

𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐓𝐫𝐚𝐬 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora