Jungkook sabía que Namjoon no tardaría en buscarlo, estaba terminando de desayunar cuando el moreno entró al comedor de la mansión Kim.
—¿Y bien cómo te ha ido? —preguntó Namjoon sirviéndose una taza de té.
—No como esperaba —Jungkook dejó la servilleta sobre la mesa —Puede que Park Jimin sea uno de mis casos más intrigantes.
—Creo que te equivocas respecto a él —Namjoon se sentó —Jimin no me parece un joven que pretende casarse por dinero. Es demasiado dulce y bonito.
—Así conquista a tipos como Min Yoongi y como tú —alegó Jungkook —Muchos hombres se rinden ante esa representación de dulzura e inocencia.
—¿Y tú eres la excepción, no? —Namjoon arqueó una ceja.
—Sólo estoy haciendo mi trabajo —evadió el azabache.
—Eso es lo que me preocupa —dejó la taza de té sobre la mesa —Mira Jungkook, se que esto es de mi incumbencia, pero ya tienes 30 años, no cometas el error que yo cometí y dejes que el trabajo se convierta en tu vida o tendrás mucho tiempo para arrepentirte.
Jungkook suponía que Namjoon estaba pensando en su difunto esposo, aquellos estúpidos rumores sobre la negligencia médica lo habían afectado bastante, poca gente sabía que Kim Seok-Jin se había negado a recibir tratamiento para su enfermedad terminal, él había preferido pasar sus últimos días en su casa y con la compañía de su amado esposo.
Jungkook no los había visto hace años, había perdido contacto con sus padres de acogida poco después de graduarse del instituto, aunque él sabía que había llegado bastante lejos gracias a esa pareja.
Su padre biológico lo había abandonado cuando tenía siete años y su madre había buscado refugio en el alcohol, se volvió una alcohólica violenta, esta descargaba su ira y frustración en él, aunque Jungkook después descubrió que las palabras podían hacer más daño que los puños, este soportó ambas, golpes brutales y palabras hirientes, siempre con la esperanza de que su madre comprendiera cuánto la quería, que él soportaría todo por verla feliz aunque fuera una vez.
Creció en la calle, juntándose con pandillas, pero cuando cumplió trece años su madre había perdido el trabajo y la amenazaron con correrlos de la vivienda. Así que una noche Jungkook y su pandilla fueron a robar una tienda de souvenirs, esa misma noche cambió todo para Jungkook.
Su madre fue a la comisaría a la mañana siguiente, con resaca, le dijo que era igual de despreciable que su progenitor, harta de todo decidió firmar unos papeles renunciando a la custodia, Jungkook llorando rogaba porque no lo hiciera pero esta hizo caso omiso a las súplicas. No volvió a verla hasta que se enteró tiempo después que esta mujer había muerto de cirrosis.
Había perdido a su madre pero jamás perdió la marca de los dieciocho meses qué pasó en aquel infierno llamado Centro de Rehabilitación Juvenil, después entró al sistema de familia de acogidas, al fin la vida le sonreía un poco con Kim Seok-Jin y Kim Namjoom.
Lo había acogido e insistido que no era despreciable, aunque Jungkook se había esforzado por demostrarles lo contrario. Jin le ofreció todo su amor, a pesar de que el azabache lo rechazaba y Namjoon lo había apuntado a clases de boxeo para que descargara toda su ira acumulada.
Mientras iba al instituto, los Kim lo convirtieron en parte de su familia, después los dejó y se unió a la Marina, para que sus padres adoptivos no descubrieran que su madre tenía razón y no valía la pena.
Tras varios años de ausencia, la noticia de la muerte de Jin hizo que Jungkook volviera a Busan, había prometido quedarse el tiempo que Namjoon lo necesitara, el duelo y tristeza de su padre adoptivo eran inmensos por eso Jungkook lo había motivado a que siguiera con sus proyectos de investigación para que se distrajera.
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𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞 𝐓𝐫𝐚𝐬 𝐍𝐨𝐜𝐡𝐞...
FanficÉl solo quería sustituir a su mejor amigo en un experimento del sueño, jamás imagino por todo lo que pasaría y con quién.... Adaptación de historia, créditos a Kristin Gabriel.