17

316 37 5
                                    

Los nervios se apoderaban de su cuerpo, con la gota de sudor bajar desde su frente hasta su nariz, provocando un poco de picazón.

Todos sus compañeros a un lado, aquellos adolescentes organizados en una fila horizontal, con las grandes togas decorar su cuerpo sin importar el horrible calor que hacía en esa sala. Zhan suelta con una de sus manos las flores, pasando su dedo donde anteriormente se encontraba la gotita. Mirando nervioso al público sin encontrar a sus padres ni a Yibo.

La voz del director comenzó a resonar desde el micrófono hasta los grandes parlantes dejando que sonara más fluida y fuerte. Sus manos temblaban, no podía creer que por fin se estuviera graduando.

—Le damos la bienvenida a todos los presentes ante un suceso tan importante para esta institución. — habla el señor canoso dueño de la escuela donde tantas cosas había vivido. — me enorgullece ver qué hemos formado a unas excelentes personas que pasaran de un ambiente escolar a uno profesional, donde se capacitarán para cualquier carrera que sus corazones le pidan.

—Ese señor si habla paja, ni yo sé que haré después de salir de aquí. — susurra JiYang, que un poco más tranquilo se posiciona a su lado sin problema.

—Cállate y escucha. — regaña, ya de por sí las bocinas sonaban de una manera impresionante y los susurros del ahora peli azul le aturden.

Por fin podría decir que sus años de escuela fueron totalmente lo mejor de su existencia. Media hora y aún seguían hablando de cosas que no le prestaba atención, mucho menos si JiYang decía cualquier estupidez en su oído.

Sus ojitos se fijaron en tres personas entrando de repente, sigilosamente y una sonrisa se esboza en sus finos labios al ver a sus padres que lo saludaban a lo lejos y a un Yibo sonriente sentarse junto a sus progenitores, su novio.

Estaba más que feliz en ese momento, todos sus sueños se veían cumpliendo poco a poco. Llevaba un año y medio de relación con YIbo, esos diecisiete meses más hermosos e inexplicables de su vida. Nunca pudo asimilar como pudo conquistarlo.

—Xiao Zhan, aceptado en la Universidad Nacional de Pekín, con una beca completa para coreografía.

Se sintió desfallecer, en ese momento era donde pasaba al frente a tomar su diploma con orgullo por todo su esfuerzo en esos años. Los aplausos se escuchaban en todas partes, con pasos cortos se dirige donde el director de encuentra con el gran cartón con su futuro en sus manos.

Sus padres lo observan con felicidad, Yibo sonríe como tonto y con la misma emoción aplaude desde el público.

La ceremonia había dado su fin, todos los graduados estaban con sus respectivas familias, unos más felices que otros, pero simplemente agradecidos de haberse graduado por fin.

—¡Ese es mi hijo!, ¡Ese es mi hijo!, ¡Mi Zhannie!, ¡Estoy muy orgullosa de ti! — una castaña aparece entre la multitud, su madre. Lo abraza con una fuerza descomunal, dejándolo sin aire, pero por sincera emoción. — ¡Sabía que lo lograrías, mi amor! — toma con sus manos el pequeño rostro de su hijo, mirándolo a los ojos con orgullo en estos, siempre creyó en él.

—Gracias mamá, todo fue gracias a ustedes y su apoyo. — las palabras no logran fluir con naturalidad, quiere llorar.

Pronto se acerca su padre, con las manos en los bolsillos de aquel pantalón casual y soltarlos para abrazarlo de la misma manera.

—Estoy muy orgulloso de ti, hijo. — el señor Xiao parecía querer llorar.

—Gracias papá.

Unidos ambos en un abrazo, una figura alta se posiciona tras el cuerpo del señor Xiao, Zhan lo reconoce sin problema, el color subirle a las mejillas y la sonrisa aparecer al instante.

ꜱɪᴇᴛᴇ ᴍɪɴᴜᴛᴏꜱ ᴇɴ ᴇʟ ᴘᴀʀᴀÍꜱᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora