005━El Capitolio

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"No pretenderé ser algo que no soy"

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"No pretenderé ser algo que no soy"

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Resoplé antes de ponerme de pie. "Avísame cuando tu cabeza se aclare de la neblina de alcohol y te acuerdes de esto. Trabajo solo", espeté, y salí de la habitación, dirigiéndome hacia donde Effie dijo que estaban las cámaras.

Porque, la verdad, no trabajo solo. Pero en la Arena, iba a tener que hacerlo.

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El mundo magico estaba al borde de sus asientos al no saber lo que seguiria, sabian que iria directo a unos juegos suicidas, y eso a la familia de la hermosa dama de los Black les tenia al borde de sus asientos.

Los vencedores también estaban pendientes de ver que más cambiaría la nueva Eveerden

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 Gruñó a la pantalla, de repente más enojado después de ver solo 30 segundos del programa Los mejores momentos de los juegos del hambre de Caesar Flickerman.

Después de que se hizo evidente que no había nada que hacer más que ver a Haymitch tropezar borracho, me retiré a mi habitación y encendí un panel de visualización, encendiendo el único canal que hay. Todos los años, Caesar Flickerman y Claudius Templesmith decidían darles a los Tributes una vista previa de lo que podría suceder en los días venideros, antes de volver a reproducir todos los Reapings. Para algunos tributos, podría haber sido una bendición, pero preferiría no mirar, aunque estaba haciendo exactamente eso.

"Uno de mis años favoritos", dijo Claudius, viendo la cinta reproducir los 68º Juegos del Hambre, uno de los Juegos del Hambre más devastadores de la historia. Estaba ambientado en un desierto remoto con ruinas empapadas de calor, donde el chico del Distrito 2, Roy Viceoren, golpeó a su último oponente en la cabeza con una piedra hasta que no quedó nada más que un cráneo roto y sangre.

"Dios como pueden ver esto, como si fuera todo un espectáculo" hablo asqueada Narcisa

"Son vidas niños inocentes, mientras ellos festejan" hablo espantada Minerva

"Y una de mis arenas favoritas", sonrió Caesar, observando cómo Roy se ponía de pie, con el cuerpo destrozado de su oponente a sus pies.

"Cuántas arenas, ha habido" pregunto en un murmullo severus.

"73 arenas, con la que va a jugar Lilith 74" respondió con calma Cato

La sombra de un quererDonde viven las historias. Descúbrelo ahora