Al llegar del instituto hice los deberes y me fui a la casa de Bella.
Necesitaba hablar con alguien de lo sucedido en las últimas horas y ella era la única persona con la que tenía la suficiente confianza como para hacerlo.
Cuando llegué, su madre, me abrió la puerta, la saludé y después se marchó a hacer unos recados.
Avancé por el pasillo hacia la habitación de Bella, toqué la puerta, entré y la cerré tras mi espaldas.
Me vió, pero ninguna de las dos dijo nada. En ese momento, una lágrima se deslizó por mi mejilla y detrás de esa comenzaron a seguirla muchas más.
Me quedé paralizada, Bella se acercó a mí dándome un abrazo de estos que nunca se olvidan y que consiguen consolarte siempre de alguna manera.
Nos sentamos en su cama y ella fue la primera en hablar:
- Veo que no lo llevas muy bien... -dijo secándome las lágrimas mientras yo lloraba desconsoladamente.
No contesté, seguí escuchando lo que me decía:
- Lisset, no puedes estar así por un chico; y menos si no le conoces - se paró durante un momento y continuó hablando - además, si es tan tonto como para fijarse en Kat, no se merece alguien como tú.
- Lo sé, ya sé que no le conozco, pero me gusta mucho y aunque él no sabe ni que existo me sigue gustando...
-Si que sabe que existes, la cuestión es que tiene un ego enorme, y como no seas tú la que hable con él ... Posiblemente siga sin hablarte.
- Yo lo intentaría, pero no creo que alguien como él quiera saber nada de alguien como yo, además, Kat creería que estoy intentando robarle el novio y me dejaría en rídiculo delante de todo el mundo con tal de sacarme del medio...
- Si no te arriesgas no vas a conseguir nada, cree en ti misma, estoy segura de que si te llegase a conocer de verdad, se enamoraría de ti y dejaría a esa niñata repugnante.
- No sé... No creo que él dejase a Kat por mí... Ni siquiera por pena...
Seguimos hablando durante mucho tiempo, y como al día siguiente era Sábado me invitó a quedarme a dormir en su casa. Tal vez, estar con ella me hacía sentir mejor.
