☁️31: fresas dulces☁️

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Las emociones que ambos experimentaban eran nuevas, agradables y sin duda cálidas

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Las emociones que ambos experimentaban eran nuevas, agradables y sin duda cálidas.

Perdieron la noción del tiempo, se olvidaron del mundo completo que les rodeaba y fue fácil de lograr porque pensaban que ese mundo no se comparaba a la sensación agradable de estar allí, juntos.

Bailaron hasta que sus pies comenzaron a doler, disfrutaron con plenitud cada una de las canciones que se escuchaba, mientras sus cuerpos creaban pasos lentos, a veces torpes y en ocasiones expertos, que los seguían manteniendo unidos con sus alientos mezclados y sus miradas conectadas.

—¿Cuando sea medianoche me dejarás tu zapatilla? —preguntó Yoongi al omega.

Jimin rió, giró cuando el alfa se lo indicó y volvió a bailar junto a él. —¿Me buscarás si lo hago?

—Sí, y te reconocería al instante —aseguró el alfa.

—¿Por mi apariencia encantadora? —inquirió parpadeando rápidamente con coquetería.

Yoongi afianzó un poco más el agarre que mantenía en la cintura ajena. —Por tus ojos hermosos, son únicos para mí.

Jimin le sonrió de forma resplandeciente y el mayor lo único que pudo hacer fue guardar esa sonrisa en el fondo de su mente. Continuaron bailando y algunas veces lo hacían de forma desordenada con el único propósito de divertirse.

El viejo ático de la casa de los Min se había llenado de risas y música; sin embargo, también existían detalles silenciosos que sin duda eran mucho más significativos e importantes.

Continuaron en su mundo hasta que los pies de Jimin se enredaron en los cojines que estaban esparcidos en el suelo, cayó estrepitosamente, llevándose con él a Yoongi.

—¿Estás bien? —preguntó el alfa, mirando con atención al menor.

Jimin reía fuerte y sin parar, le parecía gracioso que estuviera bailando y que de forma repentina cayera junto al alfa. Las carcajadas le provocaron un ligero malestar en el estómago que ignoró cuando sus ojos conectaron con los del chico que estaba encima de él.

Yoongi lo admiraba en silencio, a escasos centímetros y con una diminuta sonrisa relajando por completo sus facciones definidas. Jimin no sabía por qué, pero de pronto se sintió completamente derretido por la forma en la que aquel alfa lo miraba.

—Estoy bien —murmuró risueño—. ¿Y tú? ¿Te lastimaste al caer?

El alfa se inclinó un poco más hasta que su nariz rozó con la del menor, se quedó quieto por un momento, luchando con sus propias emociones hasta que decidió besarlo lenta y suavemente.

Las manos de Jimin lo rodearon de la cintura para atraerlo más a su cuerpo, se fundieron por completo con sus aromas comenzando a combinarse, al mismo tiempo que sus labios decidían acariciarse como tanto lo anhelaban.

ᴛᴏᴄᴀʀ ᴇʟ ᴄɪᴇʟᴏ ☁️♡ ʸᵐ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora