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SECUENCIA MÚLTIPLE-VERANO

No sé cómo pero estoy seguro de haberla amado.

El baño es amplio, está iluminado como un escenario. Hay todo tipo de cremas, hay revistas y libros en cuatro idiomas, hay cigarrillos y mentas, hay una botella de brandy, hojas en blanco y lápices despuntados, un espejo cubre la puerta, el botiquín está mejor equipado que una farmacia. Hay una báscula: ochenta y un kilos, ni un gramo más. Si se lo hago a esta mujer y está infectada pronto empezaré a perder peso, si está sana y no se lo hago voy a dañar una auténtica fiesta. Hablar con ella no tiene objeto: si está enferma y lo sabe sus intenciones son obvias. ¿Y si el enfermo soy yo? Ella no parece considerarlo y eso da qué pensar. Lo malo es que si me infecto luego infectaré a cierta chica que me ama y ostenta una fidelidad a toda prueba, en cierta forma su vida depende de una decisión mía y si cometo un error su fidelidad no va a servirle de mucho. No conozco a esta mujer. Tanya, Londres, 1968, profesora de idiomas. Eso no me ayuda y todos saben que ninguna protección está garantizada al ciento por ciento. Ella viene aquí, compra un bonito departamento, entra a un bar, se encuentra conmigo, hablamos, nos besamos y me trae aquí. Dice que me sienta como en casa. Es bella e irreal. Le digo que quiero tomar una ducha y aquí estoy, en el baño perfecto, un baño que da ganas de todo menos de lo que debe hacerse en un baño. Salgo y voy hasta la alcoba. La cama es enorme. Hay una botella de vino en la mesa de noche. Tanya está envuelta en una toalla, me dice que va a darse una ducha, que no demora.

Camino las solitarias calles con los bolsillos repletos de mentas, en una mano llevo la botella de vino y en la otra una revista Playboy con la que pienso hacerme una paja. Tanya ya debe haber descubierto mi escapada. Si le contara a cierta chica lo que acabo de hacer no iba a creerme así que jamás le contaré. Por momentos me dan deseos de volver con Tanya pero cada vez estoy más lejos de ella. Regalo mentas a la gente que me pide dinero. Cruzo la avenida y cojo la orilla del mar. Hay mucha gente rayando la tripa en la oscuridad, mucho turista pobre y putas en promoción. Llego a casa y regalo la botella de vino a mamá, ella me agradece medio dormida. Entro al baño con la revista.

Al día siguiente vuelvo al bar y encuentro a Tanya en compañía de un tipo, la saludo pero se muestra indiferente. Me voy a una mesa. Ciro y Jota llegan, hacemos una vaca y compramos media de ron. Les cuento sobre Tanya y no me creen. Tanya se va con el tipo y me dan celos.
-Soy un idiota -digo.
-Un poquito más que eso -dice Jota.
Ciro va hasta la barra y le mete conversación a una rubia. Jota suelta un chorro sobre construcción de barcos y literatura medieval. Ciro vuelve con las manos vacías. Confiesa que mi historia lo ha hecho dudar. No le creemos. Ciro y yo salimos a dar una vuelta. Jota se queda anclado en la mesa, parece borracho. Compramos una botella en el muelle, Ciro la esconde y volvemos al bar. Jota está con Toba, han secado la media y toman cerveza. Desocupamos un envase de cerveza y vamos echando allí el ron de la botella oculta. Toba dice que él se la hubiera metido a Tanya sin pensarlo. Jota dice que tirar es bueno pero hablar de ello le aburre.
-Ahora mismo pueden tener cogida a tu mujer -dice Toba.
-Es posible -dice Jota.
Todos reímos y enseguida nos ponemos serios. Pienso en cierta chica y la imagino durmiendo en compañía de su madre. Ambas tienen senos lindos pero los de su madre me gustan más. Trato de imaginarla con un tipo cualquiera y no puedo, confiar tanto en ella me asusta. Toba dice que todas las mujeres son putas. Jota dice que el mundo no acaba en casa de Toba.

Con el tiempo Tanya y yo nos hacemos amigos: suelo ir a su casa para ducharme. Un día se la presento a cierta chica y traban amistad. Tanya le cuenta una historia y ella viene y me reclama. Le explico y no me cree ni le cree a Tanya y deja de hablarle. Me hace prometer que no veré más a Tanya. Tanya y yo nos hacemos amantes.

Tanya organiza una fiesta y me pide que traiga gente. Al comienzo todo es frío. Hay varias amigas inglesas de Tanya. Toba se pone a bailar. La temperatura sube. Quisiera llamar a cierta chica para que venga pero me sacaría los ojos. Las parejas se van definiendo. Toba pide silencio:
-Aquí no hay riesgo -dice Toba. -Todos estamos infectados.
Hay risas y silbidos. El olor a marihuana es intenso. En la pared hay un letrero que dice: LA FIESTA EMPIEZA CUANDO LA ROPA SOBRA. Toba está sin camisa.

Érase una vez el amor pero tuve que matarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora