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EXTERIOR-MEDIO DÍA

Los asnos gustan más de la paja que del oro.

Estoy jugando como volante mixto. ¿Conoces algo más rata que un tipo que narra o comenta fútbol? Yo tampoco. Vamos perdiendo dos a cero. He botado tres goles y el entrenador está a punto de sacarme. Me emputó como no tienes idea que el presidente, en su discurso televisado, no mencionará los estragos de la eyaculación precoz en el fracaso deportivo. Que no hablará sobre las discuciones íntimas de los conductores de autobús y sus mujeres a 90 km/h, con sobrecupo. Al menos debió referirse a lo complicado que es para mí jugar con cierta chica entre el público. Es solo un partido de playa pero es toda la gloria que tendré como futbolista, quizá como ser humano. No digo que sea excelente pero suelo hacerlo mejor cuando ella no viene. Todo el universo ignora lo que significaría para mí hacer un gol pero eso no será posible, eso no cabe en la mente de Dios, no mientras ella con el fulgor de sus ojos me ciegue. En la temporada llevo nueve goles pero ella no ha visto ninguno y no es lo mismo contarle. Deseo tanto hacerlo delante de ella pero no llega.
¿Conoces a alguien más rata que yo jugando fútbol de playa frente a cierta chica? Yo tampoco.
Si el presidente hubiera hablado del amor, del sexo y el amor, del amor sexual, algo habría ido mejor, no sé qué pero lo sé. Todo el espacio es para la quejumbre, la muerte y el fraude, la vida no es noticia, a nadie le interesa y para mí hacer un gol hoy es la vida misma. Julio trata de ayudarme, me ha puesto un par de pases magistrales y le he dado con todo pero el jodido arquero no piensa en el amor o quizá sí, a lo mejor su novia está entre el público y un gol-vida mío sea un gol-muerte para él. He aquí el balón, lo piso, driblo un defensa, me adentro en el área rival, se lo paso a Miguel, corro hacia el punto penal. Miguel se abre y lanza el centro, veo el balón viniendo hacia mí, salto en dos tiempos, siento el contacto en la frente y golpeo con el alma, veo el balón dirigirse hacia el ángulo más difícil, lo empiezo a cantar cuando se revienta contra el palo y regresa a la cancha, trato de ir por el rebote pero soy empujado por detrás. El árbitro pita y voy a toda por el balón para cobrar el penalti pero el malparido me encara y dice que fue falta mía. Le reclamo y se ríe. Lo insulto y me saca la roja.
El fútbol es el deporte más estúpido del mundo, sobre todo cuando además de botar goles y hacerte expulsar terminas discutiendo con cierta chica porque de repente su vestido de baño te parece pequeño y vulgar (vestido que tú mismo le sugeriste y que se ha puesto media docena de veces sin que hicieras ningún comentario). Cierta chica se aleja por la playa, la radio informa que Molina acaba de pegarse un tiro en su casa de Malibú. Me siento como él pero sin cadáver no hay noticia.
La muerte de Molina nos reconcilia. Ella ha visto casi todas sus películas. Molina tenía treinta y cuatro años y mañana la prensa dirá que las drogas y el desenfreno fueron sus asesinos. A mí no me parece tan simple, creo que el presidente debió ser más personal en su discurso, creo que tiene su tajada en la muerte de Molina. El sol calienta, la gente habla, ríe, come frutas y toma coca-cola. Las parejas se abrazan con el agua hasta la cintura. Una vez tratamos de hacerlo en el agua y no es nada fácil, en la arena el problema es la arena. Ella y yo lo hemos hecho en los lugares más insospechados: una vez lo hicimos en el lavaplatos mientras su madre y su hermana veían la televisión del otro lado. Ella y yo lo hacemos bastante bien. Eso suelo pensar. Eso me dice ella.

Érase una vez el amor pero tuve que matarlo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora