Chaeyoung, no me gusta que seas pegajosa

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Chaeyoung aún no podía creerlo, todos los días se repetía que esto era real, que ella tenía de novia a la mismísima Myoui Mina. Claro, la más pequeña ni en sus más profundos sueños creyó que algo como eso algún día sucedería.

Hacía meses Chaeyoung había tenido su primera cita con Mina, en un bonito parque a las afueras de la ciudad. La menor había estado hacía ya más de tres años enamorada de la capitana de las animadoras del instituto.

Mina. Mina. Mina.

¿Como empezar a describir a alguien tan perfecto?

Mina era preciosa, con unos profundos ojos negros que enmarcaban unas pestañas levemente rizadas y abundantes. Sus labios rellenos con una bonita forma de corazón, siempre con un color rojizo. Sus rasgos definidos y marcados, su piel blanca, suave y siempre radiante, su cabello largo, liso y sedoso siempre brillando, ella era como una encarnación divina de la Diosa Afrodita misma.

Era una chica atractiva, inteligente, carismática, amable y sobre todo amorosa con quienes la rodeaban.
O bueno, eso hacía notar a los demás.

Chaeyoung tenía una imagen perfecta de su novia, una que por nada del mundo nadie haría cambiar, ya que estaba perdida por una mirada profunda que calaba su corazón. Porque Mina era todo lo que aparentaba ser y más.

La rubia era tres años menor que la pelinegra, siendo una más en ese tumulto de adolescentes y no perteneciendo a grupos populares en el instituto. Formaba parte del club de arte y tenía una pequeña sección de esta misma en el periódico escolar. Sabía que solo tenía dos amigas, si se podía llamarlas de esta forma.

Neyeon y Jeongyeon eran sus amigas, quizá no tan buenas amigas como el estereotipo ejemplar dicta, pero eran lo único que tenía Chaeyoung. Ellas dos eran pareja, muchas veces cuando obligaron a Chaeyoung a irse a una fiesta con ellas la abandonaban a las horas para irse a cualquier sitio y tener intimidad. La rubia jamás protestó respecto a esto, aún con lo mal que se sentía, aparte de la brutalidad en los tratos y palabras de sus amigas.

"Deja de ser una jodida fracasada, sal con nosotras o así jamás encontrarás a nadie que te logre aguantar como nosotras lo hacemos."

"¿Por qué carajos no me pasas la tarea? Eres una mierda como amiga, a veces me pregunto porque siquiera sigo siendo tu amiga."

"Chaeyoung, ya sé que no tienes a nadie quien te lleve a casa, pero Jeongyeon y yo queremos follar, sinceramente estorbas así que vete."

"¿Por qué no hablas mucho? Tus padres tienen razón al decir que eres una retrasada o algo."

Pero Chaeyoung las perdonaba siempre, aunque soltaran venenosas palabras o actos hacia su persona la rubia podía encontrar bondad en sus únicas dos amigas. Confiaba en ellas, ya que estas mismas le habían aconsejado de intentar salir con Mina.

Creyó que sería imposible lograr algo así, pero su corazón se detuvo cuando la primera vez que con palabras tímidas y mejillas sonrojadas se había atrevido a preguntarle algo así a su crush. La respuesta la dejó paralizada, ya que con una sonrisa ligeramente burlona y una mirada neutra la mayor había aceptado así sin más.

Chaeyoung aprovechó cada segundo pensando que en cualquier momento su burbuja se rompería.
Pero no fue así, a las semanas de salir a citas y encuentros ellas dos eran finalmente pareja.

Chaeyoung no podía estar más feliz.

Era un lunes, la mañana se dejaba ver con un clima fresco y pájaros cantando en la entrada.

Chaeyoung entró al instituto emocionada, no había podido ver a Mina todo el fin de semana y verla de nuevo le alegraba a su corazón.

Pudo divisar a lo lejos en su casillero a su novia, hablando junto a sus amigas animadoras y luciendo tan guapa como siempre. Chaeyoung no pudo contener la emoción que sentía de poder presenciarla de nuevo.

Con pasos rápidos y una sonrisa enorme se encaminó a su novia, sus mejillas poco a poco lograban obtener ese característico tono rosado debido a sus sentimientos de amor, y cuando estuvo frente a Mina no pudo contenerlo más. Se abalanzó a la figura más grande, rodeando su cuello con sus brazos dejando muchos besos y cariños en la mejilla suave de Mina. Podía oler su colonia, el olor a shampoo de su pelo húmedo y lo tensa que se había puesto de la nada.

- Buen día mi amor, te extrañe todo este fin de semana - Chaeyoung habló con una suave voz, llena de ternura y cariño, mirando con ojos brillosos a los orbes negros que también la observaban. Se acurrucó en el cuello de la mayor, cerrando los ojos y esperando que Mina le devolviera el abrazo. Mina no lo hizo.

En cambio, sintió cómo agarraban su muñeca con un fuerte apretón y la llevaban a rastras fuera del círculo de chicas que quedaron allí, habían ido a un lugar cerca del baño. La mirada de Mina denotaba incomodidad y su agarre se apretaba cada vez más hasta que finalmente la soltó.

- Te he dicho muchas veces que no vengas a molestarme a la mañana y menos cuando estoy con amigas - Mina murmuró, con un tono de voz molesto y duro.

- Lo sé, lo siento, pero no pude aguantarme, te extrañé demasiado.

- No me importa que me hayas extrañado, espero que sea la última vez - suspiró cansada la mayor - Chaeyoung, no me gusta que seas tan pegajosa, me asfixias - el ceño fruncido de Mina denotaba que realmente estaba molesta.
Chaeyoung se sintió triste, pero lo ignoró.

- Lo lamentó, no volverá a pasar. - susurró ligeramente, se acercó un poco más a Mina y con delicadeza acarició su mejilla - Te quiero, te extrañé mucho estos días ¿puedo darte un beso?
Mina rodó los ojos y asintió de mala gana, Chaeyoung prefirió ignorar ese gesto y suavemente unió sus labios con los de su novia. Fue un beso corto, ligero pero lleno de amor por parte de la rubia. Se separó cuando Mina la empujó levemente.

- Me tengo que ir, nos vemos en el receso - la mayor se despidió para irse así sin más.

Chaeyoung suspiró y se tragó sus lágrimas. Mina era buena, una hermosa persona, y Chaeyoung había tenido el privilegio de ser su pareja. No tenía de qué quejarse.

Chaeyoung, no me gusta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora