La tormenta nos sorprendió a medio camino, pero no te preocupes estaremos bien acá.
Le decía Ucca a Impa quien miraba como el agua de la lluvia salpicaba fuertemente la ventana del carruaje de su anfitriona.
-Voy a preparar algo de comer.
-¿Podría ayudarle en algo?
-No te molestes pequeña.
-No es ninguna molestia.
-Bueno si es lo que quieres pues, podrías rebanar esas zanahorias.
-Claro.
Dijo la joven tomando un cuchillo y haciendo uso de sus habilidades rebanó a la perfección no solo las zanahorias, sino que también todas las otras verduras que servirían para la cena
-Vaya, sí que eres muy hábil con el cuchillo.
-Esto no es nada, desde pequeña he entrenado duro para ser una buena guerrera y no dejarme vencer por nadie y puedo decir que aún no encuentro un rival a mi altura... bueno solo él...
Dijo esto último en un susurro solo audible para sus oídos.
-Ustedes son de admirar.
-¿Ustedes?
-Me refiero a los Sheika, han servido fielmente a la familia Real por muchos años, incluso en tiempos oscuros.
-Si... tiene razón siempre hemos puesto nuestra lealtad y el deber ante todo... incluso sobre nuestros propios deseos e intereses.
Dijo en tono molesto partiendo en dos una trufa centenaria.
-No está mal que le demos rienda suelta a lo que nuestro corazón nos pide, los sueños pueden llegar a cumplirse si trabajamos duro para alcanzarlos.
-Es lo que más quiero, cumplir lo que mi corazón desea tan solo una vez, no pido más, pero siempre mi deber y mi lealtad me lo impiden y eso me atormenta tanto.
-Sabes que de vez en cuando podemos ser un poco egoístas y poner nuestros deseos en primer lugar, pero eso sí, toda decisión que tomemos sea buena o mala trae con sigo consecuencias es por eso que se debe de actuar con sabiduría.
-Mmmm.
Se limitó a contestar la joven quien se quedó absorta con su mirada perdida en la lluvia que caía fuertemente, un sin fin de pensamientos cruzaron por su mente, imagenes de Link en los brazos de la hermosa princesa del reino, besos, caricias, sábanas revueltas y ropa regada por todo el piso, imágenes que lo único que causaban era atormentar aún más su corazón.
-Maldito sentimiento que no me deja tranquila.
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Murmuró ella con todo el desprecio que sentía.
-Perdón por la tardanza, pero mi estofado de calabaza rellena con carne esta lista.