Los caballos blancos no pasaron desapercibidos por los habitantes de la ciudadela, quienes dejaban sus quehaceres a un lado con tal de poder verlos pasar, pero más aún, querían saber quién era el jinete que iba al lado de la princesa del reino. Link se había colocado su capucha hyliana y de esta manera poder mantener oculto tanto su rostro como a la espada maestra y la Diadema de diamante que el rey le habia colocado sobre la cabeza antes de salir del castillo, diadema que simbolizaba el derecho de ser el futuro sucesor como monarca del Reino.
-Cualquiera que te vea sabrá quien eres y que mereces ser honrado-
Fueron las palabras del mismo rey al momento de colocar la diadema sobre su cabeza.
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La curiosidad de todos los lugareños crecía con cada segundo.
- ¿Quién será? -
Murmuraban algunos.
-Debe ser el príncipe que la acompañó en la fiesta de la hija de Nayel.
Susurraban entre ellos los mercaderes y algunos nobles que se paseaban por el centro de la ciudadela.
-No dejan de vernos, pensé que traer a Sultán a estirar un poco las patas no causaría tanta conmoción-
- No es solo por Sultán, también es por su jinete.
- Sea como sea, me siento un poco nervioso e incómodo.
Le dijo a Zelda un poco sonrojado
- No te preocupes mi amor, estarás bien, además recuerda que serás el próximo Rey de Hyrule y sus ciudadanos merecen saber quién eres-
Le dijo ella alargando su mano para posarla sobre la de él, al ver ese pequeño gesto de cariño y confianza los presentes exclamaron con entusiasmo
- SALVE LA PRINCESA Y EL REINO!!!!!-
Los gritos de alegría fueron seguidos por fuertes aplausos que se hicieron escuchar por todo el centro de la ciudadela, un compromiso significaba que el reino tenía un futuro, tenía una esperanza, una pequeña luz deslumbraba ante el caos que se avecinaba.
Mientras tanto en el castillo, el rey Roham había mandado a llamar a sus mensajeros reales de más confianza para darles una misión muy importante
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