clean slate.

2.1K 400 87
                                    

Vegetta estaba debajo de las sábanas como una oruga.

Una oruga de la cuál Luzu necesitaba sacar respuestas.

"¡Levántate—!" Harto de verlo tan decaído, el castaño jaló de la parte inferior de la tela mientras Vegetta se quejaba, gritando ¡no—! y rehusándose a salir de su zona de comfort a través de patadas que Luzu pudo esquivar con facilidad.

A penas llegaron de la noche anterior tras la aparente desastrosa fiesta, Vegetta se había encerrado en su habitación y no salía de ella a pesar de ser después del mediodía.

Vegetta no le contó nada de lo que había sucedido en la fiesta para que haya regresado medio traumatizado, y a pesar de que Luzu se moría por saber qué paso (y también a quién tenía que mata— ejem), no forzaría a Vegetta a hablar de algo que claramente no quería.

Pero si su señor no le iba a contar nada, entonces tampoco podía quedarse estancado en esa actitud tan abatida. Por su propio bien.

Usando un poco más de fuerza, jaló de una la sábana, revelando a un Vegetta acurrucado en un bollito.

Luzu se aguantó la risa de verlo así, le hacía recordar mucho cuando ambos eran más chiquillos, y luchaba por tener que despertar al menor. En ese entonces, recién había comenzado a trabajar bajo la casa 777, cuando el padre de Vegetta aún era la figura que lideraba de ella, antes de morir y dejar como heredero a su hijo.

No pudo evitar que el sabor amargo se le subiera a la boca con los recuerdos de esos tiempos, aunque pasaran años, nunca perdonaría al antiguo señor de la casa.

Pero no era momento de pensar en ello.

Vegetta soltó un quejido mientras se echaba sobre su espalda, sus brazos cruzados en la cara para evitar que su amigo vea sus ojeras.

"Déjame revolcarme en mi vergüenza, Luzu. No vuelvo a salir de casa jamás."

"Ya de por sí no sales de casa casi nunca." Luzu dobló con cuidado el gran pedazo de tela.

"Y con razón no lo hacía. Mejor me vuelvo un ermitaño al punto de que sólo se me reconozca como un sabio— o mejor aún, que me distorsionen en una leyenda y me llamen "El Lobo Nocturno". Me quedaría como anillo en el dedo."

Luzu soltó una carcajada esta vez, y Vegetta fijó su mirada extrañada sobre él.

"Disculpa, me hiciste acordar a cuando éramos niños y decías que te cambiarías el nombre a "Lobo Nocturno"."

Vegetta se congeló y soltó una risa incómoda. Luzu había dicho que se conocían desde que eran muy jóvenes. ¿Cómo es que él había adquirido un término que el Vegetta original usaba cuando era niño?

Luzu notó esa reacción, pero se mantuvo callado respecto a eso. Sabía que a Vegetta le incomodaba hablar de su infancia y adolescencia.

"Veo que te sientes mejor después de lo de anoche." Luzu habló suavemente mientras tomaba asiento sobre el colchón.

"Supongo."

"¿Quieres hablar de eso?"

Vegetta se quedó pensante. Contarle a Luzu sería tener que decirle que la razón por su pánico no era porque no había logrado conquistar al "príncipe de sus sueños", cómo era lo que su contraparte deseaba, sino porqué había entrado en una crisis existencial de magnitudes increíbles relacionadas a una novela ficticia en la cual se encontraba viviendo.

¡Ni siquiera durante sus tiempos de estudiante de arquitectura había sufrido de algo así!

Vegetta había tenido que cumplir con un papel, y no lo había hecho. Había cambiado la historia ligeramente, sí, pero que Foolish y Mariana se enamoraran era destino, y su falta de ser el conector tal vez sería pasado a un nuevo extra.

¡Oye, extra! [Fooligetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora