i'm not paranoid, i'm a realist

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"¿Has encontrado algo?" Luzu dejó la bandeja de té y galletas en el escritorio. Vegetta levantó la vista del libro que Lana había conseguido de unas antiguas amigas, lleno de criaturas o seres divinos en los cuales los habitantes del QSMP solían venerar.

Hizo un gesto con la cabeza de negación. Desde aquella noche, no había dejado de buscar respuestas a la presencia que había aparecido durante las horas más altas.

Luzu y Lana no habían escuchado lo que dijo el ser alado, solo habían sentido lo amenazadora que era su sola presencia en toda la mansión y habían actuado de la manera correcta, pero Vegetta sí.

Había escuchado las palabras susurradas en el aire, y el pavor se había instalado en su cuerpo.

"¿Qué pudo haber sido?" Vegetta preguntó, no esperando respuesta alguna. Luzu tan solo lo miró con preocupación en sus ojos rojos, pues el campo al que Vegetta se había dedicado a estudiar para entender qué demonios se había metido a su cuarto esa noche era más conocido por Lana que por ellos dos, y Lana ya había hecho mucho al conseguir el libro sagrado de la hermandad de hechiceras a la que perteneció hasta su adolescencia.

"¡Luzu!" Lana entró al despacho con emoción. "¡Te buscan!"

Vegetta y Luzu se miraron mutuamente, el primero sorprendido al ver que Luzu tenía visita y el segundo confundido porque no esperaba que alguien lo visite.

"¿Te importa si te acompañamos a recibir a tu misteriosa visita?" Vegetta preguntó, dispuesto a distraerse un rato de su investigación.

Luzu solo alzó los hombros, y los dos se dirigieron  a la sala guiados por Lana, que daba saltitos feliz y dirigiéndole una mirada satisfecha al castaño cuando llegaron a la entrada de ella.

"¡Lusu!" Dos pequeñas figuras corrieron hasta Luzu y se lanzaron hacia él, tumbándolo en el suelo.

"¡¿Tilín y Tallulah?!" Luzu soltó un quejido y las caritas de las dos niñas se iluminaron. "¿Qué hacen aquí?"

"Estábamos cerca y queríamos hacerte una visita." Dos hombres interrumpieron, uno de cabello ruloso castaño con una extraña mecha blanca y el otro un híbrido alado de cabello negro, a los que Vegetta identificó como los padres de la niñas—

Un momento.

Volteó a mirar a Luzu, quien se paraba del suelo lentamente para evitar que ambas niñas se cayeran, que se encontraban jalando su pantalón para que les respondiera a sus preguntas.

"Bienvenidos a nuestro hogar." Vegetta decidió hablar para que Luzu pudiera prestarle atención a ambas niñas. "No esperaba que a Luzu lo visitaran."

"Ah, fue algo inesperado." El más alto estiró su mano y Vegetta le devolvió el saludo, mientras que el otro más bajo solo hizo un gesto con la mano. "Es un gusto conocerlo, Vegetta. Hemos escuchado mucho de ti."

"Cosas buenas, supongo."

"¡Claro que sí! Somos muy cercanos a Foolish, y nos ha hablado maravillas de ti." El híbrido habló, haciendo que a Vegetta se le pusieran rojas las orejas al escuchar que Foolish le había contado a sus amigos sobre él. "Soy Quackity, y este poste de luz a mi lado es mi esposo, Wilbur."

"Nuestras hijas estaban emocionadas al saber que Luzu vivía cerca." Tilín y Tallulah voltearon en unísono al escuchar que Wilbur hablaba sobre ellas. "¿Verdad, niñas?"

"Sip." Tilín contestó y se dirigió a Vegetta. "¿Nos lo podemos llevar un rato a pasear, señor Vegetta?"

"Prometemos que lo devolvemos como se va, señor Vegetta." Tallulah ahora lo miró con los ojitos, añorando que Vegetta le dé permiso a Luzu para que se vayan con ellos.

¡Oye, extra! [Fooligetta]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora