"Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?".
-RUBÉN DARÍO-
Abrí mis ojos y, sintiéndose como un deja vu, nuevamente me desperté en la oscuridad de mi habitación, con la única diferencia de que ahora, la mujer más perfecta de todas, se encontraba parada en el balcón, con su bata de dormir negra, siendo felizmente bañada por la luz de la luna, dándome la vista más preciosa.
Mis ojos viajaron rápidamente al reloj, solo para darme cuenta de que eran las doce de la noche en punto. Analicé la silueta de mi novia una vez más, y verla de esa forma, tan ignorante a mis miradas, hizo desearla como nunca antes.
Me levanté de la cama, llevando mi cuerpo en dirección hacia ella, quien estaba tan inmersa en sus pensamientos que ni siquiera notaba mi presencia. Pasé mis manos por su cintura mientras encajaba mi nariz en su cuello, aspirando su delicioso aroma, haciéndola dar un brinquito por la sorpresa. Mis manos comenzaron a moverse por su vientre, haciendo miles de patrones imaginarios y mis labios se paseaban traviesos por todo su cuello, abarcando cada lugar que me era posible. Freen movió su cabeza hacia un lado, dándome más espacio para trabajar, gesto que me hizo sonreír.
—Te deseo.— le susurré al oído. Aprovechando la valentía que mi lujuria me brindó, mordí ligeramente el lóbulo de su oreja. Pude sentir el cuerpo de la castaña temblar al escuchar mis palabras, las cuales fueron escupidas de mi boca sin una pizca de vergüenza —Te deseo tanto, Freen.
La mujer se volteó para encararme y al ver sus apetecibles labios, no pude resistirme más... la besé. La besé con necesidad pero con ternura, con pasión pero con delicadeza. Me permití rosar su boca con mi lengua, pidiendo permiso para entrar en ella, y casi al instante me fue concedido. Jadeamos pesadamente al primer choque de nuestras lenguas, su húmedo contacto no hacía otra cosa más que mojarme aun más de lo que ya lo estaba. Mis manos juntaron bruscamente su cuerpo al mío, encajando perfectamente, haciéndola jadear una vez más contra mi boca.
A mi gran pesar, siento a freen empujándome ligeramente, terminando abruptamente con nuestro beso. La miré directamente a sus ojos, sintiéndome intimidada por su negra mirada. Respiraba pesadamente, tratando de recuperar el mayor aire posible para poder asaltar una vez más sus carnosos, y ahora rojos, labios. Cuando hube recuperado el aliento, me acerqué una vez más a ella, fallando en el intento, pues sus manos se encargaron de impedirme el paso.
—No puedo, Becca— dijo aún sin aliento —No puedo hacer lo que deseas.
Intenté besarla nuevamente, ignorando sus palabras, pero ella seguía sin permitirlo. Sintiéndome frustrada por la abrupta necesidad de ser tocada por mi novia, le rogué:
—Por favor, freen... por favor.— tomé sus manos y las pasé por todo mi cuerpo, desde mi cuello hasta mi vientre, ejerciendo la suficiente presión para dejar la sensación de su toque por donde pasaba. —Hazme olvidar... hazme sentir. Por favor— La miraba con súplica, jadeando, deseando que notara lo desesperada que me encontraba por sentirla por primera vez. —Te necesito.— y entonces gimió. Gimió por mis palabras... por mi necesidad, y juro que fue el sonido más melodioso que alguna vez escuché.
Sus labios se estrellaron con los míos por segunda vez en la noche. Sonreí contra su boca sintiéndome aliviada. Las manos de Freen se abrían paso por todo mi cuerpo, esta vez de manera voluntaria. Sus largos y delicados dedos rozaban mi piel cada vez más desesperadamente, mientras nuestras lenguas luchaban por el domino. Su tacto hacia que mi cuerpo se arqueara en busca de más.
Freen, aún sin dejar de besarme, fue llevándome al interior de la habitación, hasta que la parte trasera de mis rodillas chocó contra el borde de la cama, haciéndome caer, provocando un chasquido al separar de nuestros labios. No pude sentirme más deseosa e intimidada al verla gatear hasta posarse sobre mi vientre. Colocó sus brazos a los lados de mi cabeza, viéndome acorralada.
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Devuélveme mi corazón, Freen Sarocha.
FanfictionLas lágrimas son palabras que necesitan ser escritas -Paulo Coelho- . . . . . Disculpa si soy cruel al hacerte leer esto... es solo que no encontré una mejor despedida. Lee y siente mis palabras... porque serán las últimas; abrazalas y cobíjate en...