O2.

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  El cansancio ya no se encontraba y los escalofríos se detuvieron. Había perdido toda la capacidad de su cuerpo, aunque en esos momentos parecía haberla recuperado, intentando confirmarlo al mover sus dedos e incluso de manera ligera sus pies. Además el leve dolor que sentía antes de ser capaz de perder la movilidad en sus extremidades, había desaparecido, logrando que el sentimiento de alivio lo abrazara cálidamente.

Todo parecía haber sido un mal sueño, y eso le alegraba. El miedo de haber dejado a Quackity sólo, aún sabiendo a la perfección que el chico podía valerse por sí mismo, era grande. No podía evitar recordar el rostro borroso del menor, el cual se encontraba empapado de sus lágrimas y de angustia. Odiaría volver a verlo en esa situación, no quería hacerlo sufrir de esa horrible manera.

Sin esperar más para ver a su amado, abrazarlo y llenarlo de besos. Comenzó a abrir sus ojos y un cielo desconocido fue lo que recibió.

Parpadeó unos segundos intentando recordar qué es lo que había sucedido e intentando descifrar en donde se encontraba. Quizás y todo eso no fue un sueño, y ahora mismo estaba en un hospital. Odiaba esa idea, quería seguir pensando que todo había sido una ilusión de su cabeza y que ese horrible momento no fue real.

Con delicadeza, comenzó a incorporarse en aquella suave cama en la que se encontraba, y más grande fue su sorpresa al ver que la habitación en la que se encontraba no se veía nada como la de un hospital. El desasosiego se sentó a su lado observando la reacción del castaño, quién no parecía ser capaz de procesar nada de lo ocurrido.

Un dolor de cabeza lo atacó, llevando una mano su frente logró percatarse que se encontraba húmeda y en su regazo había un paño, que al parecer se encontraba empapado con algún líquido.

— ¿Dónde...

El sonido de un objeto de plata chocando con el piso, hizo que terminara su pregunta. Dirigió su vista en dirección al ruido, para encontrarse con una castaña, que apenas se dejó ver al salir corriendo de la habitación.

—¡Señor Vegetta, señor Sapo Peta, papá despertó! —se le escuchó gritar dejando a Luzu un tanto desconcertado.

"¿Me acaba de llamar papá?" No entendía lo que sucedía ¿a quién llamaba papá? Desconocía por completo a aquella chica, y tampoco recordaba haber tenido una hija. Quackity y él, aún no habían tocado la idea de llegar a tener un hijo, empezando que ambos eran hombres, y la adopción homoparental, era un tema que aún se encontraba en discusión, por lo cual era un tema muy difícil.

—¡Al fin, muchacho! —el sonido de una voz conocida, hizo detener el pequeño tornado de pensamientos que se estaba formando en su cabeza— Nos diste un buen susto cuando te desmayaste. En la mañana estabas de maravilla, pero después de las elecciones colapsaste por la fiebre.

—¿Vegetta? —la confusión se notó en su voz cuando vió al de ojos violetas, el cual se encontraba con un traje y un sombrero bastante llamativo.

—Así es mi nombre.

—¿Qué es ese traje que llevas?

—Bueno, te ofrezco mi humilde morada para cuidar tu resfriado y tú me insultas apenas te levantas —el mago comentó un tanto ofendido ¿que tenía su traje? era su ropa habitual— ¿Cómo qué "ese traje que llevas", Luzu?

El castaño se quedó observando al pelinegro por unos momentos para volver a dirigir su vista a su regazo, intentando procesar bien que es lo que estaba pasando. Aunque ver a su amigo con esa vestimenta tan extravagante, se le hacía un poco difícil. ¿Algún tipo de broma? ¿Otro sueño? La única conclusión que lograba llegar era a una de esas dos opciones, por qué no encontraba otra buena explicación al ver a su amigo, que siempre vestía de un traje elegante, con esa ropa.

Transmigración de almas | LuckityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora