Transmigración de almas | Luckity

O4.

"¿Que mierda me sucedió?" Se encontraba frente a un espejo, observando su actual aspecto, uno que nunca pensó que volvería a ver, o usar, desde que sus días de estudiante se terminaron.

Las conocidas ojeras bajos sus ojos, se mantenían, pero aquel estilo de cabello que se arrepentía de usar en ese entonces, había vuelto. Aquel ojo de color rubí le llamaba la atención y más cuando se levanto el cabello, para dejar su otro ojo al descubierto.

Café, el ojo cubierto mantenía su color natural. Su curiosidad en esos momentos solo aumentaba.

-Papá, aquí está el traje -Se escuchó la voz de Tierra al otro lado. Luzu no creía capaz de acostumbrarse a ser llamado así.

Luzu abrió la puerta para ver a la chica con un traje ¿Como decirlo? ¿Llamativo? ¿Exótico?- Ah, gracias.

Tomó el traje y volvió a cerrar la puerta.

Actualmente se encontraban en, lo que los demás consideraban, el hogar del castaño. Un poco oscura, pero se veía acogedora. Le recordaba a su apartamento antes de que Quackity llegara a mudarse con él, después de su llegada, no había momento en que su hogar no se viera brillante e iluminado.

Por petición de la de ojos celestes, descansó un día más para asegurarse de que nada malo sucediera. Se sorprendió lo bastante atenta que había sido la chica con él, su hermano también lo fue pero no a tal punto que la chica no dejaba que se levantara de la cama. En todo el día Tierra no se despegó de su lado, mientras que mandaba a Fuego a por las cosas que ella necesitara. Se notaba mucho como ambos jóvenes, lo querían bastante, aunque Luzu no podía decir lo mismo.

Ahora se encontraba preparándose para empezar lo que sería su primer día en la alcaldía, cosa que no lo emocionaba para nada

¿Qué sabía él de llevar a todo un pueblo en sus hombros? Lo más cercano que estuvo de la política, si es que se podría decirle así, fue cuando en su primer año de secundaria se postuló para ser presidente como consejo estudiantil, pero desafortunadamente perdió.

Al comenzar a desvestirse quedó sorprendido al ver las cantidades de cicatrices que habían en su cuerpo ¿De dónde habrán salido tantas? ¿Podrían haber sido causadas por el accidente? Quizás y estas puedan ser la prueba de toda esta locura, aunque dudaba bastante, pues, no se veían como heridas frescas.

Comenzó a vestirse y al terminar se sentía extraño, movió sus extremidades para amoldar un poco el traje a su figura "Se siente un poco apretado ¿Será una talla más pequeña? Quizás Tierra se habrá equivocado." Luzu estaba listo para salir del cuarto, no sin antes ver un papel blanco cerca de sus pies. Al tomarlo y darlo vuelta, se sorprendió al ver que era una fotografía de Quackity.

Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al verlo, se parecía a aquella primera cita que tuvieron. En aquel chinguirito costero de un amigo en común que tenía, en el lugar donde se conocieron, donde festejaron su primer aniversario... Donde le pidió matrimonio.

Al pensar en esos momentos, las ganas de volver a estar al lado de su amado aumentaban con emoción. Solo tenía que encontrarlo, y volver a casa.

Terminó de vestirse, y estuvo unos minutos más pensando si debería de peinar su cabello o no. Finalmente decidió peinarse hacia atrás, dejando al descubierto por completo su rostro, había perdido la costumbre de tener parte de su vista limitada, por lo cual, de esa manera, se volvía más cómodo.

-¡Te queda de maravilla, papá! -La castaña halaga al ver a su padre finalmente salir de la pequeña habitación.

-¿En serio? Aunque siento que me aprieta en algunos lugares -Luzu comentó mientras volvía a estirar sus brazos intentando nuevamente acomodarlo a su figura.