Prólogo

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Mi vista se encontraba completamente nublada, mis sentidos no se encontraban completos, cada momento que pasaba mi cuerpo no resistía la tensión de su propio peso colgando al medio de una sala medio vacía. Pequeños murmullos se escuchan a mi alrededor, por suerte lograba comprender gran parte de lo que hablaban, pero lo que mi cerebro aún no se encontraba asimilando como fue que me encontraba en aquella situación, de un momento a otro, nos encontrábamos con el escuadrón Beta lanzando el primer gran golpe que nos había tomado tiempo poder realizar, meses de prácticas y de investigación, no hizo entrar a uno de los mayores peligros que se encontraban viviendo aquel país, las tratas de blanca, era un punto importante.

Meses donde mujeres, madres y niños desaparecen constantemente sin dejar ningún tipo de huella, familiares que no lograban obtener consuelo, pérdidas de hijos los cuales no han vuelto a ver, como hermana mayor, sabía lo que estaban pasando cada uno de ellos, siendo mi motivo personal el porqué había elegido aquella misión.

— ¡ERES IDIOTA, COMO TE ATREVES TRAER A UNA CIVIL!

— No es una civil cualquiera, le han encontrado planos del subterráneo, fotografías de nosotros y portaba un arma con ella, dime ¿Qué civil tiene todas estas cosas?.—Mi vista lograba dar con la voz del último, pero la forma de sus espaldas se hicieron presente, eran del doble de mi tamaño, se encontraban armados y conocen mejor este lugar de lo que yo podría averiguar. — La han enviado para espiarnos

Unos pasos se acercaban cada vez más hacia donde nos encontrábamos, no sabía con exactitud cuántas personas se encontraban aquella pequeña habitación, pero si mi memoria no me fallaba, eran tres contra uno.

— ¿Qué hace ella aquí? ¿No es la chica que baila todas las noches en el bar?.— Su mano se posó sobre mi rostro, llegando a inhalar el olor del alcohol proveniente de su boca.— Es mucho más bella de cerca, lastima que esos golpes le arruinaron gran parte del rostro ¿Es por eso que no te he vuelto a ver por el Bar?.—Un leve dolor se formó detrás de mi nuca a medida que jalaba de mi cabello, logrando tener una mejor vista de cada una de las facciones de mi rostro.—

—No te puede escuchar, la última paliza la dejó dos días inconsciente, es mucho más resistente de los otros que nos han traído

La respiración del hombre se encontraba cada vez más cerca de mi rostro. Las náuseas no tardaron en llegar, sus manos tocaban cada parte de mi cuerpo desnudo, haciendo presión en los golpes y cortes más evidentes, dejando que mi cuerpo temblara del dolor. Habían pasado alrededor de dos semanas desde la última vez que mi rostro sintió la luz del día, la última vez que tuve la oportunidad de escuchar la voz de mamá, Mike y Ross, la última vez que había escuchado los regaños de Luke, la risa de Adam y el consuelo de Eliott.

Mi cuerpo no se encontraba preparado para aquella situación, en el entrenamiento siempre nos hablaban de los peligros que teníamos al momento de elegir ser Marines, buscaban la forma de prepararse tanto física como mentalmente. Pero ninguno de aquellos entrenamientos me hubiera tenido preparada ante lo que me encontraba viviendo en aquellas cuatros paredes, ser mujer te dejaba un puesto más arriba de lo que otros lograban llamar tortura, el eslavon debil, quien no puede defenderse por más que lo intentara, solo era un trozo de carne dentro de una gran jaula de leones los cuales se encontraban preparados atacarse los unos con los otros, para satisfacer su necesidad de hambre, como si aquello de alguna forma lo hicieran sentir satisfechos, cosa que hasta el momento no habia ocurrido.

—Quiero que la desaten y la lleven a mi cuarto en cinco minutos.—Su boca se encontraba tan cerca de mi oreja que su respiración llegaba ser molesta.— Se que no estas dormida, si no quieres hablar, entonces te obligare hacerlo.— Susurro lo suficiente para que solo yo lograba escuchar aquellas últimas palabras.—

Tan rápido como se retiró del cuarto, los otros dos hombres quitaron las ataduras de mis muñecas, dejando que mi cuerpo chocara sobre el suelo, perfectamente podía tomar el arma más cercana y acabar con todo aquello, pero mi cuerpo se encontraba tan débil, desnutrido y sediento, que no sería una de mis mejores opciones. Un fuerte golpe se escuchó por los pasillos, seguidos de fuertes pasos que se acercaban cada vez más hacia donde nos encontramos, el distintivo color azul de nuestro escuadrón me hizo volver el alma al cuerpo.

Sabía que no me abandonarían

— ¡Encontramos a la Teniente Coronel Torres! aún se encuentra respirando.—El sonido del intercomunicador de Luke, me hizo saber que ya me encontraba a salvo y los chicos se encontraban cerca.—No te preocupes Emma, ya te encuentras con nosotros.

—Te llevaremos a casa.—Eliott envolvió mi cuerpo dentro de una chaqueta, antes de cargar mi cuerpo entre sus brazos, dejando que aquellas palabras fueran las últimas en escuchar al salir de aquel lugar.

Cuatro meses después...

—¿Me puede volver a repetir Teniente Coronel Torres, como sucedieron los hechos ese 6 de abril a las 20:40 hrs?

Me encontraba parada frente al tribunal como ocurrieron cada uno de los hechos, el día en que mi escuadrón volvió hacia el cuartel. Todo parecía sacado de un cuento de hadas. No buscaban un responsable como tal, sino un culpable entre nosotros.

—El Capitán Mickelson, junto a los dos Subtenientes Hang y Carlson, llegaron al lugar donde sucedieron los hechos, para sustraer mi cuerpo

—Pero no era un misión de rescate, aquella misma tarde encontraron el cuerpo del hijo del General sin vida, en el lugar donde sucedieron los hechos, al momento realizarse la autopsia se encontró una bala, la cual pertenece al arma que carga el Capitán Mickelson ¿Puede explicarme cómo llegó la bala hacia su cuerpo?

—No era una misión de rescate, pero cuando la vida se encuentra en peligro de uno del escuadrón se le da prioridad de elegir el siguiente paso a dar, en este caso era el Capitan Mickelson, el cual tomó la decisión de cambiarlo a una misión de rescate. Dentro de los papeles presentados no se encuentra el nombre del hijo del General, siendo deducible que no se encontraba dentro de la misión. Ahora yo le tengo que preguntar ¿El hijo del Coronel con qué vestimenta se le encontró al momento de morir?

—No sea irrespetuosa Teniente Coronel Torres.—La voz del Coronel se hizo presente, logrando que todos los que se encontraban presente en el tribunal se quedaran en completo silencio. —No estamos hablando del asesinato de un Civil, si no de quien formo parte de esta instititución, tanto como usted.— Un largo suspiro escapó de mis labios, dejando que mi cuerpo intentara de controlarse a sí mismo, ante aquella situación que nos encontrábamos viviendo.

—Me disculpo por lo anteriormente dicho, pero no quiero que dejen pasar, que del mismo modo se encontró dos balas en los cuerpos de mi escuadrón que pertenecían al arma del fallecido, lo puede ver en el archivo que le fue entregado. Ante cualquier veredicto, asumo toda responsabilidad de sus actos hacia mi persona.—La mano de Luke tiraba de mi brazo, logrando llamar mi atención, su rostro se encontraba una notable preocupación.

—No quiero que arruines tu vida por algo que yo he realizado, fue mi culpa Emma, no puedes tirar por la borda todos estos años, los chicos te necesitan.— Mis uñas se clavaron sobre la palma de Luke, escuchando un quejido de su parte.- Sabes que no miento.

—El doctor me detecto diabetes, luego de la última misión, no logro comprender cómo sucedió, pero le pedí más tiempo antes que diera aviso al Coronel del Ejército, ya sea baja por enfermedad o un procedimiento, quiero que cuides a los chicos, ellos te necesitan, ahora puedes hacer más por ellos de lo que yo quisiera. Luke no quiere que nadie sepa lo que sucedió aquella noche ¿Me lo prometes?.

—Lo prometo.—Su meñique dio con el mío, cerrando de aquella forma aquel pacto.





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Tienen la oportunidad de ver en este momento el pequeño Clip de nuestra querida Emma, espero que este sea el comienzo de una gran aventura

Corazones y cenizasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora