Tierra 2
|Pasado|
Narra Elizabeth
Sam fue el primero en apoyar mi deseo de salir.
-No podemos hacer que se quede como un pajarillo en una jaula -dijo ganándose una vez más la mirada de desaprobación de Romanoff-. No podemos tenerla como una prisionera.
-Iré contigo -demandó Yelena-. Seré cómo tú guardaespaldas personal.
-Yo también -agrego Kate.
-Si es así estaré más tranquilo -apoyo papá.
-Además puedo hacer un análisis de los planos de la compañía para cualquier emergencia -propuso Visión.
-Yo estaré cerca -hablo Pietro-. Iré en menos de 3 segundos para sacarte de allí.
-Gracias a todos -anuncio regalando una sonrisa. Lo último que necesitaba era que todos Los Vengadores fueran a Ciudad Starling.
Y confiaba que con el tiempo bajarían la guardia y evitaríamos llamar la atención de algunos de los enemigos de Queen.
Comenzando por Merlyn.
Hace dos días que Steve se había ido y a decir verdad lo quería de vuelta. Necesito de su apoyo para que todo salga bien.
Yelena y Kate me esperan abajo pues estamos a nada de salir para la compañía.
Una vez que me uno a ellas, subimos al auto que Stark se encargó de presumir diciendo que estaba blindado y corría mejor que cuando lo usaba.
Y aunque quise manejarlo Yelena no me lo permitió. Así que ella y Kate iban en la parte delantera y yo detrás.
El letrero de bienvenida de Ciudad Starling nos llamó la atención.
Entre todos los edificios que se encontraban en la ciudad, la torre Queen sobresalía.
-Vaya que si es lindo -admite Kate-. Mamá menciono que si era un bello edificio. Y también hay chicos lindos -agrego mirando pasar a un par.
-Pero el más lindo solo tiene ojos para alguien a quien estoy mirando por el retrovisor -se burló Yelena.
-Chicas...
-Solo admite que Queen es lindo -Belova me animo-. No le diremos a Rogers, tranquila.
-No me preocupa que Steve sepa que he dicho que Oliver es lindo.
-Y eso que no lo has visto en su traje de vigilante -replicó Kate.
Al llegar al edificio las tres bajamos del auto.
-Señorita Banner -un hombre mayor se acercó-. Que bueno verla.
-Lo mismo digo Martin -le respondo-. Le dejo las llaves del auto.