Sunggie y Minnie

486 56 25
                                    

2004

Un pequeño Kim Seungmin de tres años se encontraba sentado tranquilamente en la banca que había en el patio del preescolar, viendo a sus compañeros de clase jugar.

Estaba esperando al extraño niño que había conocido el día anterior, el cual había dicho algo de sandwiches y jugos, corriendo hacia su salón.

Tenía sueño y el yeso en su brazo le pesaba, porque si, tenía un yeso en su pobre brazito roto. Y además, a otro niño que juraba estar con él para ayudarlo todo el tiempo que su brazo esté herido.

¿Por qué? Bueno, el pequeño fue el causante de su brazo roto.

El día de ayer habían empezado el preescolar, su papá le había tomado muchas fotos y lo hizo prometer ser un buen niño con sus compañeros y su maestra.

Seungmin llegó a su salón bien peinado y muy tranquilo. No habló con nadie porque era más del tipo tímido, además no pronunciaba bien algunas palabras y ni quería que se burlen de él.

Así que paso solo el día. Por otro lado sus compañeros jugaban y corrían por todas partes.

A la hora de salida, tenía que bajar las escaleras que si bien no eran muchos escalones, para sus piernitas era todo un trabajo. Respiró hondo, dándose ánimos para bajar todos escalones. Uno a la vez.

Pero de golpe ya estaba en el suelo, con otro niño encima y su brazito doliendo demasiado.

-¡Peldón!-gritó el otro niño levantándose rápidamente.-Yo te... ¡Oh dios! Tu blazo, palece como los de mis muñecos.

Seungmin, mareado por el dolor, miró su brazo, dándose cuenta que no estaba en una posición normal, quiso llorar y gritar, pero solo se desmayó.

Lo próximo que se enteró fue que estaba camino al hospital, con su papá totalmente alarmado.

Le acomodaron su brazo, lo que llevó muchos chillidos y lágrimas. Luego le colocaron el yeso.

Hoy, su papá le ofreció no ir, pero Seungmin sabía que su papá estaba emocionado de verlo en preescolar. Y Seungmin quería ser un niño grande y hacer feliz a su papá, así que ahí estaba.

Cuando esperaba junto a su padre que las puertas se abran volvió a ver al niño que lo hizo caer, de la mano de una señora rápido hacia ellos. que caminaba a paso

-Hola.-habló la mujer al estar en frente de ellos.

-Oh, hola.-respondió Younghyun.

Seungmin miró al niño pero este rehuía su mirada.

-Quería disculparme, mi Jisung tiró a su pequeño por la escalera, estaba esperando que lleguen.-explicó la mujer.-¿Su brazo esta bien?

-Bueno... está fracturado.-explicó Younghyun.

Seungmin no sabía mucho aún de la vida y de las personas, pero podía estar seguro que la mujer parecía a punto de desmayarse.

-¡Yo voy a pagar sus gastos médicos! ¡Por favor! Lo lamentamos mucho, Jisung es muy torpe, no lo hizo apropósito.

Younghyun rió un poco.

-Está bien, no hay problema, puede pasar... Seungmin está bien, ¿verdad Minnie?

Seungmin miró a la mujer con una sonrisa y asintió.

-Casi ya ni dele.. dule.-arrugó su nariz, frustrado. ¿Cómo era esa palabra? Ah, ya sabía.-Duele

La madre de Jisung quiso colapsar por la ternura. Pero se contuvo y llamó la atención de su hijo, quien seguía mirando el piso demasiado interesado.

Oh! Great Donde viven las historias. Descúbrelo ahora