✿⁠ Narancia Ghirga

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Un bonito atardecer se asomaba por las calles de la ciudad de Nápoles, Italia. El grupo de Bruno Bucciarati, capo de Passione, se encontraba en un pequeño café, comentando cosas triviales.

— ¡Mista, Mista!— Los pequeños Sex Pistols del moreno comenzaban a exigir su almuerzo.— ¡Ya es hora de comer!

A su lado se encontraban dos jóvenes.

— ¡Siete multiplicado por siete es cuarenta y nueve!— Jaló la oreja del contrario.— ¡Te lo he repetido mil veces!

— ¡Suéltame, idiota!

— ¡Pero a tu novia seguro le entiendes a la primera! Desde que tienes novia no te concentras en esto, Narancia.— En eso, Bruno interrumpió el momento. Permaneció de pie en silencio hasta que todos se percataron de su presencia y se sentaron correctamente. Frunció el ceño y suspiró.

— Habrá una reunión mañana en la madrugada, algo como una fiesta. Al parecer fue organizada por el jefe; desconozco el motivo. Vistan elegantes y no causen alboroto.— Hizo énfasis en la última indicación y dirigió la mirada hacia Fugo y Narancia a manera de indirecta. Ambos se avergonzaron ligeramente.

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Llegó la noche de la reunión. Todos los jóvenes se preparaban con sus trajes más elegantes. Abbacchio pintaba sus labios de un color morado notablemente más fuerte que el usual, cuando vio a Narancia por el espejo.

— Oye, Narancia.— El mencionado volteó.— ¿Vas a ir peinado así?— Mista también lo miró y rio de manera burlona.

— Cierto, cierto, no se ve para nada elegante.

Narancia frunció el ceño para después mirarse a sí mismo en el espejo. Se dio cuenta de que tal vez sus compañeros tenían razón. Era su peinado de todos los días, pero en traje de gala se veía algo extraño. Acomodó algunos cabellos tratando de lograr algo, pero no sabía nada sobre peinados.

— Abbacchio, ¿Me peinas?

— Estoy ocupado. Dile a Fugo.— Claramente estaba concentrado arreglando su maquillaje, así que hizo lo que le dijo.

— Fugo, ¿Me puedes peinar?

— Yo también estoy ocupado, Narancia. Aún queda una hora, ¿Qué tal si vas a un salón? Tienes un poco de tiempo.— Le sonrió.

El joven lo pensó un poco y decidió tomar la idea de Fugo.

— ¡Ya vuelvo!— Salió rápidamente del lugar.

— ¡Narancia, ven antes de las doce, ten cuidado!— Gritó Fugo desde el otro lado de la puerta.

A decir verdad, Narancia no sabía sobre salones de belleza o estéticas que estuvieran cerca de ahí, pero de repente, recordó uno que estaba en camino a casa de su novia. Comenzó a caminar hacia allá y pensó en por qué no pedírselo a ella.

Una vez le había hecho unas bonitas trenzas, seguro que podía hacerlas de nuevo. Esperaba que estuviera en su casa y disponible.

Continuó su camino. Los nervios lo invadían, los padres de la chica eran muy amables, pero, por obvias razones, ni ellos ni su novia sabían que él era parte de la mafia.

Miraba a todas direcciones para entretenerse mientras caminaba, hasta que su vista se posó en un bonito establecimiento de venta de flores. No tenía mucho dinero, así que compró un ramo de pocas flores de color morado. A pesar de que eran pocas, eran muy bellas, además, olían excelente.

Cuando salió, pensó en lo que diría la gang si lo llegaran a ver de ese modo tan cursi. Se sonrojó al pensar en lo mucho que se llegaría a reír Mista.

Jojo's One Shots | ✿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora