Una motivación extra

Cita Plateada

— Ahm...¿Hola?

De todos los momentos de alto riesgo, posibles regímenes autoritarios, evitar el asesinato de alguna figura importante y hasta el haber saltado incontables veces de aeronaves en picada a la perdición, Silver Sable jamás sintió latir su corazón como ahora mismo estaba, ya que podía sentir esos tres pares de ojos mirándola directamente a ella mientras no tenía más que una sábana que por suerte lograba cubrirla.

— ¿Eres nuestra nueva mamá?

— ¡Eres Silver Sable!

— ¿Las armas que mamá Rio encontró en la sala son tuyas?

Anonadada por las preguntas, apenas si podía pensar en que decir, a lo cual mucho antes de poder formular una palabra sería abordada por alguien que ciertamente no esperaba.

— Niños, no molesten a la señora y vayan a desayunar, hoy hice hot cakes gatunos.

— ¡¡SIIII!!

Exclamó el trio de pequeños quien salieron despedidos sin dejar rastro a lo cual solo quedaban ambas mujeres de distintiva cabellera.

— Tu....¿Que haces aquí?

— Ahórrate tus ganas de pelear mujer, en esta casa no se permiten las armas....aunque bueno, supongo que tú ya probaste el arma de mayor calibre que tenemos.

Con un pequeño escalofrío recorriendo la espina dorsal de la Marta Plateada, sentiría sus piernas flaquear al recordar la noche tan movida que había tenido con él castaño, mismo quien se encontraba dormido como roble.

Pero, ¿Cómo llegamos a esto?...pues...
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— ¿Esta bien que esté en este lugar?

— Por supuesto, ¿Por qué no debería estarlo?

— Supongo que no teme que pudiera robar alguna información beneficiosa para Sable International.

— Jaja, no claro que no, por dos simples razones.

— ¿Cuáles?

— Confío en usted y se que no es esa clase de mujer.

Mencionaba con una pequeña sonrisa mientras volteaba a verla, causando que la misma desvíe un poco la mirada, a lo cual el seguiría con lo suyo.

— ¿Y la otra razón?

— Que si en dado caso el más mínimo prototipo o información que hay en este laboratorio terminará siendo usando en algún armamento de Sable International jamás volvería a hablarte y rompería toda cooperación entre los dos.

Sorprendida, la agente tan solo se pondría firme tras el cambio tan abrupto en el tono de voz y el aura amable del castaño, incluso aún cuando no le estaba mirando, era como si esa espalda se hubiera convertido en una muralla inexpugnable, poderosa e inquebrantable, por suerte, dicha sensación no duró más allá de unos segundos a lo cual al ver cómo el castaño tan solo se levantaba y caminaba por sus cosas como si nada hacia que el interés de la Sablinova aumentará cada vez más.