𝐒𝐄𝐀 𝐁𝐑𝐄𝐄𝐙𝐄| ¿Acaso te has imaginado la sensación de aparecer de un momento a otro en una época totalmente desconocida?, ¿te gustaría presenciar el pánico y el miedo total al pensar que no volverás a casa?, paralizarte en un instante al obse...
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SUS HEBRAS CASTAÑAS BAILABAN AL COMPAZ DEL VIENTO, mientras que sus temblorosas piernas caminaban con determinación hacía las escaleras de la primera clase, su pálida mano tomó con delicadeza el frio barandal, seguido de un desliz de su palma.
Aquella esbelta figura se encontraba rígida en la misma posición, con miles de pensamientos y emociones revoloteando por todo su ser.
—Rose.—Dijo Cassie con una sonrisa adornando su rostro. Hasta ese momento, el semblante de la pelirroja cambio por uno más suave.
—Señorita Cassie, es un placer verla de nuevo.—Sonrió Rose.— Espero volver a tener el mismo sentimiento cuando venga a tomar el té conmigo.—Dijo.
—Ah, sobre eso.
—¿Qué sucede?.—Cuestionó Rose observando una mueca en el rostro de Cassie.
—Temo decepcionarte, pero creo imposible tomar el té en esta ocasión.— La sonrisa de Rose desvaneció un poco, siendo remplazada por una mirada triste y melancólica.
—¿Podría saber la causa ante repentina decisión?
—Rose mírame, ¡soy un asco!— Exclamó con cierto tinte rojizo manchando sus mejillas.— Mi cabello se encuentra sucio, igual mis prendas, comienzo a oler cómo un zorrillo.— Comentó haciendo reír a la pelirroja.— No estoy lista para mezclarme con la crema y nata de la sociedad británica.— Dijo.— No quisiera avergonzarte.
—Simples excusas.—Restó importancia.— Vendrás conmigo a mi camarote, tomarás un baño caliente, y probaremos unos cuantos vestidos.—Sonrió enormemente.— Creo que los colores fríos resaltarían con el azul de tus ojos.
—¿En verdad lo crees?.— Cuestionó Cassie siendo invadida por la timidez.
Extrañaba esto, esa sensación de hermandad que brindaba una buena amistad. Para ser honestos, Cassie no recordaba cuál fue la última vez que pudo convivir con sus amigos. Muchos de ellos se alejaron con el paso del tiempo, al igual que ella después de presenciar la muerte de su querida madre. Aquel acontecimiento había estancado su vida, alejándola de actividades que tanto le gustaba realizar.
Sin embargo, Rose había encendido una pequeña chispa de esperanza en la densa oscuridad. ¿Quién podría imaginarlo?, era un asco realizando amigos en su actualidad, pero perfecta para hacerlos en una época ajena a la suya.
—Por supuesto.—Respondió la pelirroja con la intención de abandonar su posición en el barandal.—Unos ojos con un toque singular no se presentan todos los días.— Dijo.—Son hermosos.
Los labios de Cassie se ensancharon de esquina a esquina, sintiendo un vuelco de emoción en su corazón. Rose no lo sabía, pero Cassie había guardado aquellas palabras en su interior, pues la sinceridad se había derramado por los suelos. La chica no encontraba matices de sarcasmo, odio, o envidia saliendo de los labios de su nueva amiga, era algo que atesoraba demasiado, aquella pureza con la que Rose le había obsequiado aquel cumplido.
